Cuando la poesía es más que entonaciones sutiles y juegos lingüísticos vacíos es la vida misma amplificada al máximo en una condensación de sentidos y pasiones que ninguna otra forma comparte. Si se electrifica y se lleva al rock la nota se vuelve inconmensurable. Lo demuestran de diferentes formas poetas como Bob Dylan (Premio Nobel de Literatura de 2016), Jim Morrison, Neil Young, Lou Reed y algunos más.
Shane Mc Gowan, en este sentido, fue uno de los últimos grandes poetas del mundo y perteneció de cuerpo entero a la escena rockera (y su conjunto irremediable de vicios) donde ejerció un modo muy singular, pues toda su producción (en cierto sentido punk), estuvo, al mismo tiempo, encabalgada al más puro folklore irlandés.
Esta identidad robusta y prendida al mismo tiempo en la más lírica fantasía hicieron de The Pogues una banda identificable desde el primer acorde y aunque antes y después de esta gran banda tuvo otros conjuntos pasajeros, su nombre siempre estará unido al grupo cuya denominación proviene de la expresión ‘pogue mahone’ que en gaélico significa ‘bésame el trasero’.
Nacido un día de navidad de 1957, a la que casualmente compuso una joya inmortal como es Un cuento de hadas de Nueva York (A fairytale of New York), murió devastado por sus excesos a la edad de 65 años, el 30 de noviembre último, apenas a 25 días de su cumpleaños.
Pasarán miles y miles de poetas y poemas falaces, pero el mundo de habla inglesa, (vamos, el mundo entero que haya conocido la canción) seguirá cantando las amargas y dulces notas y versos de esta canción inmortal que como la música de ‘El narrador de cuentos’ de Jim Henson parecen iniciarse con un ‘hola’ y terminar con un ‘adiós’.
Fue un perdedor, un melancólico y un ser autodestructivo, pero tuvo la gracia de hacer todo eso con onda, sin florituras ni victimizaciones, mirando de frente a la vida y su dureza sin renegar de su belleza perenne y contradictoria. Romántico, entero, excesivo, alcohólico y poético fue siempre fiel al estereotipo del irlandés
Los mayores rockeros del mundo le han rendido homenaje como corresponde. Véase sino a Springsteen y Bono.
Pedazo de irlandés universal como Joyce y Yeats: ¡Larga vida al último poeta punk, el último bardo celta!
