Escribe Mario Castro Cobos
El taller está
en la mente. El que se atreve a ver más profundamente, es el que está más cerca
de la verdad… y más cerca del infierno… Más cerca de la enfermedad social. Más
cerca del reconocimiento del malestar, más cerca de la acción. Y de qué acción.
El semi solitario. El taller de escritura es un pequeño laboratorio social.
La señora
escritora, famosa y guapa y parisina y manipuladora de palabras ‘estéticas’ pero
no muy preocupada por indagar en la naturaleza del mal que le es tan redituable
da un taller a los chicos del barrio que son de origen árabe y africano
incluso, digamos que ella es generosa e inclusiva y como se ve le resulta bastante
conveniente.
Detalles de la
geografía y la historia de La Ciotat son dos activos nada despreciables de la
película.
Es uno de los
chicos blancos quien hace el papel de la conciencia en esta curiosa y punzante
película. Desenmascara el simplismo, el buenismo, el temor a tocar a fondo los
temas candentes, es provocador con sus compañeros, y como cereza del pastel
evidencia la inconsistencia de la propia escritora. Lo que es, también, una
manera interesante de seducirla.
Si la escritora
construye historias sin internarse en el mal o en la mente del asesino sino por
la sensación de placer que le produce el juego con esos temas Cantet construye
una película donde su idea de ‘chico blanco de ultra derecha con ganas de matar
es más lúcido que todos los demás’ no va hasta las últimas consecuencias, se
detiene, hay un enrolamiento final en la ‘normalidad’.
Las imágenes más
potentes no son las más dramáticas o efectistas. Hay una sucesión de imágenes
sutiles, planos cercanos de los chicos regados en la naturaleza pensando lo que
escribirán, la cercanía de sus cuerpos implica la cercanía al misterioso de sus
mentes, de sus secretos, de sus mundos privados e interiores. Es la promesa
incumplida y fascinante que la película solo sugiere…
Destaco la creación de un personaje que no debió interrumpirse, que permitía más posibilidades de exploración. Uno queda con la impresión de que la sociedad francesa sufre una inmensa crisis que le impide debatir con franqueza sobre lo que le está pasando en realidad. Varios miembros del taller mental de esa sociedad parecen propensos a estallar o a volverse más ciegos…
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Película proyectada en CineLUM: 24 Quincena de la Francofonía.