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El taller, de Laurent Cantet (2017)

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Escribe Mario Castro Cobos

El taller está en la mente. El que se atreve a ver más profundamente, es el que está más cerca de la verdad… y más cerca del infierno… Más cerca de la enfermedad social. Más cerca del reconocimiento del malestar, más cerca de la acción. Y de qué acción. El semi solitario. El taller de escritura es un pequeño laboratorio social.

La señora escritora, famosa y guapa y parisina y manipuladora de palabras ‘estéticas’ pero no muy preocupada por indagar en la naturaleza del mal que le es tan redituable da un taller a los chicos del barrio que son de origen árabe y africano incluso, digamos que ella es generosa e inclusiva y como se ve le resulta bastante conveniente.

Detalles de la geografía y la historia de La Ciotat son dos activos nada despreciables de la película.

Es uno de los chicos blancos quien hace el papel de la conciencia en esta curiosa y punzante película. Desenmascara el simplismo, el buenismo, el temor a tocar a fondo los temas candentes, es provocador con sus compañeros, y como cereza del pastel evidencia la inconsistencia de la propia escritora. Lo que es, también, una manera interesante de seducirla.

Si la escritora construye historias sin internarse en el mal o en la mente del asesino sino por la sensación de placer que le produce el juego con esos temas Cantet construye una película donde su idea de ‘chico blanco de ultra derecha con ganas de matar es más lúcido que todos los demás’ no va hasta las últimas consecuencias, se detiene, hay un enrolamiento final en la ‘normalidad’.

Las imágenes más potentes no son las más dramáticas o efectistas. Hay una sucesión de imágenes sutiles, planos cercanos de los chicos regados en la naturaleza pensando lo que escribirán, la cercanía de sus cuerpos implica la cercanía al misterioso de sus mentes, de sus secretos, de sus mundos privados e interiores. Es la promesa incumplida y fascinante que la película solo sugiere…

Destaco la creación de un personaje que no debió interrumpirse, que permitía más posibilidades de exploración. Uno queda con la impresión de que la sociedad francesa sufre una inmensa crisis que le impide debatir con franqueza sobre lo que le está pasando en realidad. Varios miembros del taller mental de esa sociedad parecen propensos a estallar o a volverse más ciegos…    
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Película proyectada en CineLUM: 24 Quincena de la Francofonía.

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