Los profesores han comenzado a salir a las calles a exigir un aumento de sueldo, exigen un derecho que ellos consideran justo, pero en estas líneas no me voy a exponer si es justo o no su reclamo, sino la forma en que lo han estado haciendo, las primeras reglas de conducta y de moral las aprendemos en la casa, pero son nuestros maestros con los cuales convivimos once años de nuestras vidas los que nos forjan en los valores cívicos.
Son ellos los que deberían de proteger las buenas costumbres y enseñarnos sobre los derechos cívicos y ciudadanos, pero ellos son los primeros en demostrar que la cultura solamente es un tema más en la curricula escolar.
Tomaron y seguirán tomando las calles del centro de Lima, pero lo más decepcionante para mí, fue ver a miles de maestros impedir la circulación de un medio de transporte masivo como es el sistema del Metropolitano.
Al principio se pensaba que no eran más de quinientos los profesores que saldrían a marchar, pero iban pasando los minutos y poco a poco se aglomeraron hasta llegar a más de cinco mil profesores con banderas y pitos, gritando y reclamando por el ansiado aumento de sueldo, comenzaron a avanzar por el jirón Camaná y es ahí donde empezó todo el problema, uno, dos, tres, veinte buses de las líneas A y C del sistema de transporte masivo del Metropolitano se encontraban sin poder avanzar, los pasajeros estaban completamente indignado pasaban los minutos y ellos no podían llegar a su destino, el sistema del Metropolitano ha servido para que en Lima agilice el transporte, yo mismo soy usuario y me resulta un sistema, rápido, seguro y cómodo.
Los pasajeros gritaban pero la turba de profesores acallaba sus lamentos, mujeres embarazadas, ancianos, niños, la desesperación comenzó a apoderarse del público, los policías no podían controlar a la gran multitud de profesores para poder permitir que el transporte al menos del metropolitano se restablezca.
Llego un momento que al mismo estilo de resguardo presidencial o el resguardo a un árbitro al final de un clásico, la policía tuvo que realizar un cordón para que pudieran pasar los buses mientras los profesores no dejaban de gritar e insultarlos, es increíble que aquellos que nos tienen que enseñar el respeto por las normas y la moral sean los primeros en ocasionar el caos en Lima.
Está bien protestar por sus reclamos pero debemos de aprender hacerlo de una forma en que no se afecten los derechos de los demás, estamos en el siglo veintiuno y seguimos saliendo a las calles a gritar al mismo estilo de Chaplin en Tiempos Modernos.