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El síndrome asténico, de Kira Muratova (1989)

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Me gusta leer esta película desde la literatura: Bajtin hablaba, en referencia a El Quijote, Rabelais o Dostoievski, de percepción carnavalesca del mundo, y también de novela polifónica: y yo creo que hubiera dicho lo mismo con respecto a El síndrome asténico, de Kira Muratova.

No digo que este par de conceptos agote la riqueza de esta obra única y genial; pero explica muchas cosas. Los personajes pueden ser sentidos -y de hecho lo son pese a un grado de dramatismo al inicio no por casualidad en blanco y negro- al borde mismo del cartoon, el comic o la caricatura.

Uno, además, podría evocar a Chéjov y a Fellini.

Es cierto que lo que se muestra es un mundo en descomposición y en disolución con explosiones pasionales impulsivas espontáneas y hasta histéricas, pero eso no significa que no sea una película bien pensada y magníficamente construida. Hay, en ella, como uno de sus rasgos distintivos -en su tono y en su clima- una negación activa de los goces masoquistas de lo trágico. La percepción trágica no es lo principal; es lo cómico. Contradictoriamente, pese a cierta indiferencia o abulia o anomia o pasmo de sus personajes esta película es en esencia un triunfo (perturbador) de la vitalidad.

El síndrome asténico es una de las mejores respuestas que yo haya visto a la nada fácil cuestión de cómo poder captar la energía y la locura y el caos de la vida y meter todo eso en una película. La continuidad narrativa se demuestra insuficiente para dar cuenta de lo que hay que dar cuenta: lo que debemos experimentar son terremotos y rupturas: lo que hay es el evento, lo que irrumpe, la ocurrencia, lo impredecible, lo incalculable, en torrentes de palabras, escenas, situaciones, imágenes…

El cambio de un personaje que sufre (una mujer en plena crisis) a otro que duerme (un profesor aspirante a escritor) no es más que el principio de la maravilla, lo divertido y lo absurdo. Muratova logra que miremos incluso situaciones trágicas como situaciones cómicas. Pero qué se puede deducir de esto. De un cementerio a un manicomio, de paseos con sorpresas por las calles y dentro de las casas, y estaciones de trenes atestadas, y animales cautivos hasta… el pintoresco colegio – cementerio – cárcel – manicomio… Por eso les hablaba al principio de percepción carnavalesca y polifonía.

¿Entonces, Muratova captó la verdad de su época?  

Puedes ver la película aquí:

https://zoowoman.website/wp/movies/el-sindrome-astenico/

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