La noche del último miércoles el conductor del programa Nada está dicho, Jaime Chincha, en su último bloque entrevistó al exfuncionario Ezio Neyra, debido a su reciente salida de la jefatura de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP).
Sin embargo, en lugar de interrogarlo para que responda por las graves denuncias periodísticas en su contra, que señalan que durante su gestión y en plena pandemia hubo un despilfarro absoluto por la contratación de su amigo, el ciudadano chileno Gonzalo Oyarzun Sardi, por S/ 194, 146.00 soles para que realice el servicio de Implementación de Contenidos Digitales; así como la producción de Audiovisuales por un monto exacto de S/ 133 mil soles, y el gasto de casi S/ 300 mil soles por servicio de fotocopiados y escaneo, cuando la institución estatal estaba cerrada al público y con sus trabajadores laborando de forma remota, el presentador de RPP se limitó a defenderlo y en lugar de ejercer periodismo, fungió de abogado litigante ante su “patrocinado” que aprovechó la trasmisión para hacerse propaganda y erigirse como el “gran gestor” que solamente vivió para hacerle un bien a la BNP.
Realmente, ya no sorprende el rol subalterno de Jaime Chincha y no solamente porque represente a un medio como RPP, que en los últimos años se ha convertido en una “agencia de publicidad” contratada por los gobiernos de turno para “complacer” sus regímenes, sino, por su propio afán de mostrarse como un ventrílocuo que abre la boca de acuerdo a la pauta del día.
Solo basta ver en el archivo digital las vergonzosas entrevistas de Chincha con el lagarto Martín Vizcarra, el exencargado de Palacio Francisco Sagasti, la expremier Violeta Bermúdez, el alcalde de Lima Jorge Muñoz, y la titular del Poder Judicial Elvia Barrios, entre otros, para darse cuenta que es un esbirro del poder que recibe la consigna de atacar a todo aquel que ose cuestionar, justamente ese “poder”.
Aquel mercenario de saco azul y anteojos a lo Clark Kent, desafortunadamente pretendió despistar y confundir a la opinión pública que realmente deseaba saber la verdad de la noticia y de lo que realmente ocurre en la BNP; y en la entrevista con Neyra Magagna, ambos omitieron hablar de los recientes robos de computadoras que contienen valiosa información, acontecidos en la entidad librera.
Chincha, parece haber sido contratado por Neyra para hacerle un publicherry en cámaras y por eso ambos “jugaron en pared” para socavar la reciente gestión del ministro de Cultura Ciro Gálvez y burlarse de una Asociación civil como la de los Bibliotecólogos del Perú, que desde hace gran tiempo han denunciado las irregularidades de la biblioteca, sin tener mayor atención.
Finalmente, el patético “publicista” que siempre frunce el ceño y que está muy lejos de ser periodista (porque de plano no ejerce aquella noble profesión) concluyó el “servicio televisivo” lamentando que “una persona como Neyra Magagna sea separado de la BNP y agradeció por todo lo que él hizo por una institución clave en la cultura del país, como es la BNP”.
Mejor publicherry, imposible… en este país de ciegos donde el tuerto termina siendo el rey.