Cultura

El renacimiento de Falcón

La tradición de una guitarra que se ha convertid en un orgullo peruano

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Enrique Falcón tiene 33 años y busca mantener viva la tradición de la guitarra peruana que se hizo famosa en todo el mundo desde hace 77 años. Tras la muerte de su abuelo —maestro Luthier— y su padre, el heredero de las guitarras Falcón toma las riendas de un taller donde el arte y la música luchan por recuperar el brillo de sus mejores tiempos.

¿Qué tipo de madera es la que emplean para sus guitarras?

La caoba es la mejor, es más estable, soporta los cambios bruscos de temperatura, tiene buen sonido y es muy durable. El groso promedio del cajón es de 2.5 milímetros por tapa, pero cuando las maderas son muy rígidas puedes darle 2.3 milímetros sin afectar el sonido, porque este se maneja por un sistema de calibración. Es un poco más costosa la guitarra, pero te dura muchos años. Las guitarras más costosas que tenemos acá están en US$ 5,500 dólares. Fueron hechas por mi abuelo, fundador de la marca Falcón y los materiales son de la selección máster: el mejor material del mundo.

Están celebrando 77 años este 2023 ¿cuál es el balance?

Positivo, pues la marca se ha mantenido todo ese tiempo, aunque la pandemia nos ha golpeado bastante. Pero el problema mayor es la gran breca generacional: en 2016 yo empecé a aprender con mi abuelo. Ese año muere mi abuelo y el año pasado muere mi padre. En 4 años perdimos dos generaciones. Entonces me toca ahora a mí asumir las riendas de la tradición de luthier, y es muy difícil. Hay que sumar conocimiento y vitalidad para continuar con la tradición y pasar ese conocimiento a la siguiente generación.

¿Cuáles han sido los mayores logros de Falcón?

Que la gente relaciona el nombre y el sello rojo con la calidad de la guitarra en el Perú. Y el nombre ha viajado por todo el mundo. Raúl García Zárate tocaba con una Falcón, lo mismo el maestro Avilés, Manuelcha Prado, Edwin Montoya, Lucho García, Percy Flores, ahora el imitador de José Feliciano, muchos criollos y folcloristas importantes tocan con nuestras guitarras. Producimos guitarras, laúdes, requintos. En los años 80 mi abuelo donó 3 guitarras de alta gama al conservatorio nacional, pero ahora utilizan otras marcas que no llegan al nivel de las guitarras que fabricaba mi abuelo.

¿Qué tan difícil ha sido asumir las riendas de Falcón?

Muy difícil. Antes era fácil caminar con mi abuelo, porque todo el mundo lo conocía y sabía de su calidad. Lo mismo con mi papá, pero ahora que ya no están he tenido que asumir todo y aprender sobre la marcha de todo el proceso administrativo y de organización. No basta la pasión. Pero es parte también del aprendizaje, porque mientras mantenga la calidad, guitarras Falcón seguirá siendo una referencia nacional en el mundo de la música.

¿Cuántos maestros trabajan actualmente acá?

Trabajamos tres personas acá, y eso es también una preocupación porque dentro de diez años será necesario un recambio generacional, y no veo, al menos entre mi entorno cercano, quién pueda reemplazarnos, es una cuestión de proyección, pero no deja de ser una preocupación latente porque esto es un arte. Mi abuelo tiene un reconocimiento como maestro Luthier del gobierno francés. Ese es un honor que nos toca honrar y mantener en el tiempo. Y para eso seguimos trabajando.

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