Opinión

El placer de los extraños, de Paul Schrader (1990)

Lee la columna de Mario Castro Cobos

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Por Mario Castro Cobos

No es un travelling de Exotica, de Atom Egoyan (recordarán el principio, y no solo) ni es uno de esos acercamientos desde el plano general a un detalle, como en el Kubrick de, por ejemplo, La naranja mecánica. La cámara de El placer de los extraños, en su movimiento de apertura, como quien inicia una partida de ajedrez muy cerebral mostrando sensualidad, se acerca a los objetos como si quisiera asir personas y lo hace entre la dificultad y la facilidad, entre un quiero y no quiero decirles lo que es y lo que no es. Lo elegante y lo exquisito seduce, pero es solo el marco del cuadro. Falta la escena, su desarrollo. Para que lo no-elegante y lo no-exquisito florezca. El placer de los extraños trabaja con lo oculto, más que con el misterio.

La belleza ominosa de Venecia, inventada o cierta. Las callejuelas que parecen un espejo del laberinto indeciso y maniático de la mente humana. Una pareja, en busca de la pasión o el amor perdidos. La ciudad es como un sueño, que enmascara -o como ya he dicho es un buen marco para- una pesadilla. Otra pareja, más madura, fina y oscura, les hace señas ambiguas desde el abismo, vampiros de la inocencia.

El placer de los extraños nunca superará a Muerte en Venecia, de Visconti, pero cualquiera se huele que podría titularse igual y que la acompaña en el inconsciente colectivo cinéfilo. Comparar a Mann-Visconti con McEwan-Schrader es un abuso calculado. Los primeros saben algo más que los dos últimos: el sexo es un detalle -sí, gran detalle- pero es eso que a falta de mejor nombre llamamos espíritu el que se sirve del deseo (con independencia de su realización) para tocar otra cosa…  

Luna de hiel, de Polanski, o Crash, de Cronenberg, no son irrelevantes, en cuanto a explorar (peligrosamente) los límites de las posibilidades de una pareja ante el aburrimiento y la desconexión. En El placer de los extraños ni los perversos son tan absolutamente perversos ni los ingenuos son absolutamente ingenuos… Ambas parejas buscan romper una barrera. ¿El mensaje subliminal es que nos mantengamos en el redil de lo normal? O es solo mostrar un modo de relación con fuerzas que siempre han estado ahí…

Película

https://ok.ru/video/3027748194961

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