Opinión

El pichanguero Martín Vizcarra

El oscuro arte del Lagarto y el guión de una tragicomedia

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Martín Vizcarra representa al bribón, granuja, ruin, indigno y vil encantador que te dice lo que tú quieres escuchar, con el propósito de confundirte y hacerte creer que todo lo afirmado contra él es pura mentira y que todo el desgobierno que iniciaron Castillo y Boluarte, él lo rectificará cuando ocupe el sillón presidencial.

El cinismo de este político que despachaba en Palacio con amante y compañía, es parte del statu quo degradante que pone y saca presidentes con el único propósito de repartirse la “torta-estatal”, con la complicidad de algunos congresistas, jueces, fiscales, presentadores de televisión, medios de comunicación y demás oportunistas. Ellos juegan su “pichanga” y engordan sus cuentas bancarias hasta reventarlas por desbalance patrimonial y aquí no pasa nada.

El pichanguero Vizcarra se dio baños de popularidad cuando disolvió el Congreso en septiembre del 2019; sin embargo, el nuevo Parlamento “creado” por él lo vacó al año siguiente por incapacidad moral y luego vino la convulsión con miles de personas marchando en las calles del centro de Lima defendiendo un “derecho a la protesta” que no existe en ningún instrumento legal. Y como no podían faltar oportunistas de izquierda con caviarada incluida, ellos se organizaron y arremetieron contra el insignificante presidente interino Manuel Merino, hasta sacarlo del “Juego de Tronos” para poner al morado admirador de terroristas Francisco Sagasti, quien desde su funesta encargatura, primero, se encargó de blindar a Vizcarra, porque aún perduraba el negocio de las vacunas chinas, y segundo, preparó el terreno para que el profesor chotano con su secretario Bruno Pacheco ingresaran a Palacio.  

Vizcarra acaba de presentarse ante la Subcomisión de “No” Acusaciones Constitucionales del Congreso para defenderse de los fujimoristas por haberlos disueltos del Parlamento hace cinco años, pero sus respuestas indignaron a los actuales “cogobernadores” naranjas. Y tras salir del Legislativo, el “lagarto” anunció su candidatura presidencial pese a que se encuentra inhabilitado. 

Finalmente, cuando el moqueguano termine en la cárcel, habría que invitarlo a que participe en una tragicomedia dentro del penal Barbadillo con un soliloquio que diga: —Vine a jugar a ser presidente, me aproveché de la pandemia para realizar negocios y no me importó la perdida de más de 200 mil compatriotas. Y ahora vengo como si nada hubiera sucedido para gobernarlos nuevamente —.       

(Columna publicada en Diario UNO)

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