El último destape del chino Miyashiro besuqueando a su exreportera Fiorella Retiz ha develado a todo un ejército de pobres diablos(as) y mequetrefes que tienen dobles o triples vidas y hasta más (chequeen también el ampay a Karen Dejo, madre de una niña, que en el mismo día puede estar con un joven o con un empresario sin que ninguno de los involucrados se entere). Tal pareciera que nadie está a gusto con la pareja que tiene o que “colecciona” como si fueran bragas o suspensores de cordel ajeno. Y, claro, porque siempre el jardín de enfrente va a estar mejor, más arreglado y más deseable; o como dijo un actor de una telenovela conocida: “uno no siempre va a comer caviar, de vez en cuando hay que comerse un mondonguito”.
Lo cierto es que la prensa chatarra y el inodoro humano llamado Mgly-Tv., ya nos tienen acostumbrados a echarnos en la cara todo ese excremental hediondo de vidas podridas o miserables, vidas que no son ejemplo de nada ni de nadie y más bien, son el síntoma de la decadencia total, de que se han abolido la moral y las buenas costumbres o que la ética es un papel higiénico usado y nos obligan a tragar, esnifar o absorber a toda costa porque de eso se trata el Perú posmoderno, el Perú arrebatado por políticos mediocres, saqueado por empresarios rateros o explotadores y sacramentado por religiosos pederastas que no solo se levantan la sotana para rezar de rodillas sino también para consumar sus “excesos”.
Por eso, no nos sorprende para nada ver al gato Cuba llorando por su Melissa Paredes que se fue con su bailarín “Activador” o ver a la foca Farfán peleando con Melissa Klug o a Yahaira Placencia llorando por su jetón preferido. O Robotín gimoteando hojalata oxidada por su Robotina, sin olvidarnos de Tilza Lozano y su pelotero Juan Vargas, casado además y con varios hijos o Christian Domínguez que es todo un caso de lo que un hombre nunca debe hacer. Y por eso el programa de Andrea Llosa, depositario de lo peor que no has dejado ese monstruo mecánico llamado Laura Bozo, expone hogares disfuncionales, parejas tóxicas y relaciones tormentosas, corrompidas, hechas trizas; claro pero del sector C y D, donde nadie sabe de quién son los hijos (ese es el requisito) y donde la gente puede agarrarse a gritos o a golpes siempre con la ayuda de los “paramédicos” y la cámara haciendo primerísimos planos y una empresa de ADN que hace su agosto publicitario premiando con la “paternidad” o “maternidad” a los hijos de nadie.
Pero aquí, en Perusalem, todo se arregla con unas palabritas edulcoradas haciendo mohines y con un guion establecido, como al malogrado Alan García presentando a su pareja e hijo delante de su esposa, o el borrachiento y homúnculo Alejandro Toledo negando toda relación con la señora Lucrecia Orozco y de la cual tuvo una hija: Zaraí. O el inefable Nicolás Lúcar que manoseaba a la esposa de su amigo en el ascensor, y la consorte del pendejerete Lúcar lo acepta y lo perdona bajo una escarcha dorada y sonido de trompetas. Y la “Chuecona”, madre de dos niños y casada con un pituco miraflorino y para la alegría de muchos, muestra hasta el hígado en Onlyfans o Beto Ortiz que les daba un pollo a la brasa a los pirañitas; y así bajo la batahola de bataclanas, cómicos ambulantes y una retahíla de pobres diablos, mequetrefes e invertebrados, aquí todo se perdona. Y Aldo Miyashiro no será la excepción, ya hizo su mea culpa y siguió la plantilla de zapato haciéndose el cojudo. Y porque, además, los sponsors y auspiciadores ganan su platita alentando a esta gente inútil.
Apago el televisor y pateo la pantalla.