Por Marisol Verónica Giordano Silva
Las redacciones de los medios de comunicación amanecieron con una nota de prensa del Ministerio de Educación (MINEDU) que da cuenta de cómo este portafolio del Ejecutivo impulsa las mejoras salariales y los beneficios económicos para más de 426,000 docentes.
Sin duda es una buena noticia y los profesores seguramente estaremos muy agradecidos por ese esfuerzo gubernamental. Sin embargo, no todo es de índole presupuestal en el trabajo diario del maestro de los niveles de Educación Inicial, Primaria y Secundaria.
Si bien este año habrá un aumento que oscila entre S/400 y S/1,120 para casi medio millón de docentes, según la escala magisterial y la jornada de trabajo a la que pertenecen, incrementándose el piso salarial de S/3,100 a S/3,500 (30 horas), y de S/4,134 a S/4,667 (40 horas); no obstante, el Estado y en concreto las autoridades de cada institución educativa también deben velar por el buen trato al docente, que es el más valioso recurso humano del sector Educación, así como deben cumplir con las normas de la promoción de los maestros líderes e innovadores.
Del mismo modo se debe valorar la importancia de la meritocracia, el buen clima institucional, la calidad educativa y el logro de resultados concretos en cada gestión anual, haciendo cumplir los deberes y las responsabilidades de los estamentos funcionales como, por ejemplo, el CONEI, por citar uno de ellos, por encima de trabas burocráticas o desinteligencias pueriles e innecesarias.
De manera que con el apoyo y esfuerzo del gobierno nacional, tanto en materia de los beneficios económicos para el maestro, y en paralelo con el fortalecimiento del desarrollo humano y profesional de los docentes del Perú, entonces recién podremos decir que se está avanzando de forma coherente y cualitativamente superior para provecho de la función docente, no olvidando el objetivo de alcanzar una mejora en la calidad del servicio educativo que se brinda a los niños y adolescentes en todas las regiones del país.
Ello implica también ejercer un liderazgo desde el despacho de la máxima autoridad del MINEDU hasta el más modesto de los servidores públicos en dicho sector, debiendo todos ellos capacitarse y aplicar los conocimientos más actuales que permitan una real y efectiva ética, probidad, honestidad e integridad en la función pública, pues solo así se impulsará el desarrollo profesional y el bienestar del docente, todo lo cual es clave para lograr los objetivos y las metas para con los alumnos que merecen recibir la mejor enseñanza pública (porque tienen derecho a ello).
Mucho hemos hablado y comentado en diversos escenarios acerca de la educación en Finlandia, en Singapur o en el Japón, pero el Perú tiene -si se lo propone- todas las condiciones para hacer de su educación pública una de las mejores de América Latina, y esto será así cuando todos los actores del proceso educativo nos comprometemos a ese objetivo nacional.
En ese sentido, saludamos al MINEDU por el esfuerzo presupuestal, pero al mismo tiempo le exhortamos a no bajar la guardia en el fortalecimiento de las competencias profesionales del magisterio a través de acciones de formación continua, por ejemplo, en programas de la planificación curricular, en el desarrollo de competencias en los estudiantes, en la evaluación formativa y el bienestar socioemocional, contribuyendo así a una mejora sostenida de la calidad educativa.
Finalmente, como lo ha recordado bien el señor ministro de Educación, Morgan Quero, “el docente es el pilar del sistema educativo y nuestra misión es garantizar que cuente con las herramientas, la motivación y las condiciones necesarias para formar a las nuevas generaciones”. Más claro ni el agua, pues el trabajo del docente, y sobre todo del maestro de aula, es clave en la mejora continua del sistema educativo; y el Estado a través de sus órganos administrativos debe propiciarle todas las herramientas para cumplir los más elevados objetivos de la enseñanza pública.