Opinión

El peor Congreso de la historia elige una Mesa Directiva a su medida

Fujimoristas conversos, falsos marxistas, niños y un acusado por delitos graves, esa es la mesa directiva que este Congreso se merece.

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Por: Jorge Paredes Terry

El Congreso de la República, esa institución que debería ser el reflejo de la voluntad popular y el equilibrio democrático, ha vuelto a superar sus propios récords de indignidad. Con un 4% de aprobación, sumido en escándalos de corrupción, acusaciones de tráfico de influencias y una absoluta desconexión con las necesidades del país, este desprestigiado Legislativo ha elegido una mesa directiva que es el fiel reflejo de su decadencia: ilegítima, cuestionada y, sobre todo, hecha a la medida de los intereses más oscuros de la partidocracia corrupta y delincuente.

No es exageración decir que es un parlamento de la cloaca. Este es, sin duda, el peor Congreso de la historia reciente. Sus integrantes han sido señalados por presuntos delitos, sus bancadas se fragmentan en luchas de poder mezquinas y su labor legislativa se reduce a blindar impunidades y repartirse prebendas. Mientras el país clama por soluciones a la crisis económica, la inseguridad y la corrupción, nuestros «honorables padres de la patria» (¿honorables?) se dedican a negociar votos bajo la mesa para asegurar puestos clave.  

La mesa directiva que nadie quería pero que ellos y solo ellos buscaban, fujimoristas conversos, cerronistas y niños, todos comiendo en un solo plato.

Está elección no ha sido más que un reparto de cargos entre los mismos de siempre. Los nombres que hoy ocupan la presidencia y las vicepresidencias no representan a la ciudadanía, sino al reparto de favores que solo buscan controlar la agenda a su conveniencia. ¿Democracia? Aquí solo hay un pacto de sinvergüenzas.

Y lo peor es que todo huele a ilegalidad. Denuncias de compra de votos, de presión a congresistas disidentes y de maniobras al límite del reglamento, han marcado este proceso. Pero, ¿qué podemos esperar de un Congreso donde la ética es un concepto ajeno y vacío y el servicio público un negocio privado?  

Un insulto a la ciudadanía  

Mientras millones de peruanos luchan por sobrevivir en medio del desempleo y la precariedad, este Congreso se encierra en sus juegos de poder. La mesa directiva elegida es el símbolo perfecto de esta podredumbre: un grupo que no tiene la más mínima legitimidad moral para dirigir el Legislativo, pero que, eso sí, sabe muy bien cómo repartirse los privilegios.

¿Habrá consecuencias? Difícil. En un sistema donde la impunidad es la norma, estos actos quedan en la indignación momentánea y luego… nada. Pero el pueblo no olvida. Y aunque hoy esta casta política crea que puede seguir burlándose de la democracia, la historia los juzgará como lo que son: cómplices de la decadencia nacional.

Este Congreso no nos representa

No hay otra forma de decirlo: este Congreso y su nueva mesa directiva son una vergüenza. Son el resultado de un sistema corrompido, de una clase política que ha convertido el servicio público en un botín. Y mientras ellos celebran sus acuerdos en la sombra, el país se hunde.

Pero que no se confíen. El desprecio ciudadano ya los alcanzó, y aunque hoy crean que pueden actuar sin consecuencias, el tiempo y la memoria de un pueblo harto, les pasará la factura. Este es el Congreso que se merecen… pero no el que nosotros merecemos.

Basta ya!

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