Por Rafael Romero
El patriótico mes de julio fue dos veces el espacio – tiempo para la fundación y el retorno de la organización partidaria del periodista y broadcaster Ricardo Belmont Cassinelli (RBC). Su institución política el 8 de julio de 1989 tuvo como nombre el del Movimiento Cívico Obras; y oficialmente el 15 de julio del 2024 regresó con la denominación de Partido Político Cívico Obras.
Dialéctica y cuánticamente es un partido nuevo dentro de lo viejo, conjugando la fuerza de la innovación y la experiencia de los años, pues el 89 insurgió a la política para renovarla dado que la clase dirigente del Perú para entonces ya mostraba cansancio y una corrupción generalizada, pidiendo la ciudadanía a gritos un recambio y nuevas ideas.
En ese contexto, RBC -reconocido como el outsider- le gana las elecciones municipales de Lima al FREDEMO (Acción Popular, Partido Popular Cristiano y Movimiento Libertad), al Partido Aprista Peruano (que en ese momento estaba en el gobierno nacional) y a la Izquierda Unida (que entonces influía y controlaba los más poderosos sindicatos del país).
Recordemos que el 8 de julio de 1989 se fundó el Movimiento Cívico Obras por Ricardo Belmont, y en noviembre, es decir en apenas tres meses, ganó las elecciones ediles. Pero este periodista a sus 44 años de edad ya había trajinado tanto en la vida empresarial de la radiodifusión peruana, como en la labor social con la Teletón; y en el quehacer personal, enfrentándose al poder duro y crudo, ese que genera el abuso, la corrupción, la injusticia y la impunidad; e incluso sobrevivió a un atentado contra su vida perpetrado el 7 de mayo de 1985. Sin embargo, Dios con su milagrosa naturaleza le salvó.
Con buena gestión, pues muchos reconocen a RBC como uno de los mejores alcaldes de Lima junto a la administración de Luis Bedoya Reyes, gobernó la ciudad con éxito pese a la trampa que le dejó el APRA, la IU y el PPC en el seno del Concejo Municipal de Lima, sin importarle a esta claque usar a los trabajadores para su perverso plan.
Pues sucede que por el régimen laboral de la 276, en diciembre de 1989, solo debían ser nombrados como estables en el municipio 200 empleados ediles, pero los regidores de esas fuerzas políticas le pusieron una bomba de tiempo a RBC antes de que entrara a gobernar la ciudad el 1 de enero de 1990; y para ello nombraron irregularmente -entre gallos y medianoche del 29 de diciembre de 1989- a más de 1300 trabajadores sólo con el único propósito de boicotear una gestión que recién empezaba.
Sin embargo, no lo lograron pues RBC culminó su administración el 31 de diciembre de 1992 con éxito pese a la trampa del APRA, de la IU y del PPC, así como pese a la hiperinflación y el terrorismo existentes, habiendo sido incluso RBC reelegido para gobernar Lima por tres años más, del 1 de enero del 1993 al 31 de diciembre de 1995.
En este año, ya instalado el fujimontesinismo tras el golpe del 5 de abril de 1992, el establishment corrupto le roba al Movimiento Cívico Obras las elecciones presidenciales y se reeligió Alberto Fujimori, cuyo jefe de campaña a la luz del día y desde las sombras fue el tristemente célebre Vladimiro Montesinos, quien haciendo uso de todos los recursos del Estado (incluso de las FFAA) y teniendo el RENIEC, la ONPE y el JNE en sus manos, perpetró un fraude electoral reconocido hoy por los analistas e historiadores más serios del Perú y del extranjero.
Del año 1995 a la fecha han pasado treinta años y nuevamente insurge OBRAS, ahora como partido político, y vuelve -como en 1989- para renovar, refrescar y refundar la política. Pero eso no se logrará sin el concurso de los mejores hijos del pueblo y los mejores compatriotas que ya están cansados de ver como en esas tres décadas los más pillos, esos que se van de una tienda electorera a otra, los más desalmados y perversos, son los que han tomado casi todos los puestos públicos para robar y para prostituirlos. Y eso debe terminar
Esos partidos cascarón, sus argollas y los clanes mafiosos deben ser reconocidos y señalados por todos los ciudadanos de bien. Basta ya de su continuidad en el poder. La gente no debe votar por ellos y tiene que deslindar ya mismo denunciando a los conocidos operadores y operadoras del táper. Esa mala gente tiene que ser expectorada de la administración pública, pero para que ello ocurra antes el elector no debe venderse durante las campañas electorales por un plato de lentejas.
En ese sentido, se requiere el respaldo de los buenos peruanos al Partido Político Cívico Obras, cuyas puertas están abiertas a lo largo y ancho del territorio nacional y en los comités de peruanos en el exterior.
Finalmente, como RBC lo viene predicando por décadas, OBRAS se basa en la filosofía estoica; en la disciplina espartana; en la honradez e integridad del “ama quella, ama llulla y ama sua”; en el legado patriótico de los precursores de la independencia, como Hipólito Unanue; en la lucha anticorrupción de Manuel Gonzales Prada; en la visión crítica latinoamericana de Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui; en la emoción social de su antepasado Ramón Castilla y Marquesado y de su padre Augusto Belmont Bar; y en el grito combativo de los luchadores sociales que dieron su vida por una patria unida, justa, culta, educada, desarrollada, con seguridad, paz, trabajo, salud y felicidad.