Opinión

El miedo del lobo

Lee la columna de Gabriel Rimachi Sialer

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La reciente participación de Francisco Lombardi en el Festival de Cine de Lima resultó toda una sorpresa para quienes hemos disfrutado de sus películas durante las últimas décadas. Pero esta sorpresa no está vinculada a su última producción sino a la nueva cinta que aparecerá, con suerte, el próximo año, y que se titula «El miedo del lobo», historia basada en la novela homónima del escritor y coronel del Ejército Peruano Carlos Enrique Freyre.

El aporte de Freyre a la literatura peruana es valioso porque aporta una mirada única, desde adentro, sobre temas tan espinosos como la lucha contra el terrorismo, la guerra contra el narcotráfico y —esto es lo más importante— la visión que las víctimas tienen sobre el horror que significó la presencia de Sendero Luminoso en toda esa parte del Perú, donde no bastaba la muerte sino también el ensañamiento con los cadáveres, miles de ellos desaparecidos en las aguas de los ríos o convertidos en alimento para los animales salvajes.

Freyre, además, ha transitado por terrenos literarios tan disímiles como lo fantástico o el terror, pero sus novelas realistas siempre han tenido a personajes vinculados al ejército de una u otra manera, y sus dilemas humanos (casi siempre enfrentados por la moral o el destino) han pasado a formar parte de la memoria de sus no pocos lectores. Cosa curiosa, además, el hecho de que sea un militar de carrera dedicado a un oficio de letras. Pero en este ámbito, Freyre ha cosechado a lo largo de estos años varios reconocimientos.

La historia de «El miedo del lobo» nos acerca a la vida de un niño secuestrado por los terroristas. ¿Hasta qué punto la demencial ideología marxista leninista maoísta pensamiento Gonzalo destruyó la mente de esos niños? ¿Cuál es el costo moral y social que tuvieron que pagar? La mano de Lombardi nos mostrará ese panorama terrible, y desde ya esperamos que el cine nacional repare en la literatura peruana como una fuente de historias, y evitemos las típicas comedias facilistas y vacías que han poblado nuestras pantallas y pasan a formar parte, queramos o no, de nuestra educación popular. Valioso aporte el de Carlos Enrique Freyre. Una oportunidad para ver la realidad nacional (y parte de nuestra historia) desde otra mirada. Y tratar así de entender mejor a nuestro complicado país.

(Columna publicada en Diario UNO)

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