Si la FIL 2015 ha optado por Francia como “país invitado de honor” por el vigor de la literatura francesa de hoy, hay que tener también en cuenta que Francia es, igualmente, una potencia editorial, prueba de ellos son los 600 títulos que, sólo en literatura, aparecen cada año. El libro de bolsillo es una muestra más de ese vigor.
Casi tan inseparable del francés promedio como el pan baguette, el libro de bolsillo, livre de poche, es desde hace algo más de medio siglo, un fenómeno cultural con rango virtual de institución, además de blasón consagratorio para cualquier escritor publicado en Francia en el susodicho formato. Como su nombre lo indica, el libro de bolsillo (11cm X 16 cm) es un libro concebido para ser llevado en un bolsillo de la chaqueta o en un bolso de mano, en todo caso, para que no ocupe mucho espacio. Un elemento esencial del livre de poche es su precio, menos de la mitad del precio oficial del libro publicado en el formato standard de la primera edición, aparecida, en general, unos seis meses antes. Otro elemento que caracteriza al livre de poche es que su encuadernación es simplemente pegada y no cosida, como los otros formatos.
Si bien el concepto de libro de de bolsillo es de raigambre anglosajona (rembember los Penguin Books, aparacidos en los dominios de Su Majestad Británica allá por mil novencientos treintaitantos, o los Pocket Books en los predios del Tío Sam por la misma época, es en Francia donde acaso adquieren un estatuto de respetabilidad literaria debido a que los catálogos de las distintas colecciones era y es usual ver tanto los nombres de los clásicos de la literatura mundial «de todos los tiempos» como el del más simplón y efímero de los bestseller.
Si bien hay antecedentes en el siglo XIX, el livre de poche se impone en Francia luego de la Segunda Guerra Mundial. El primer momento de importancia del libro de bolsillo francés fue la aparición de la colección de novelas policiales «Série Noire», creada por Marcel Duhamel para la editorial Gallimard y cuyo éxito de ventas fue inmediato tanto por la divulgaión de autores norteamericanos de la estirpe de Raymond Chandler o Dashiel Hammet y de sus epígonos franceses, como por el diseño de su acartonada cubierta: negra con borde amarillo, sobria y sugestiva.
La favorable acogida de la « Série Noire » fue lo que acaso alentó a Henri Filipachi para que, en nombre de la editorial Librairie Générale Française diera a luz a la colección llamada nada menos ni nada más que «Le Livre de Poche» (literalmente: “libro de bolsillo”) en claro guiño a los Pocket Books estadounidenses. Inicialmente a razón dos títulos al mes, en poco tiempo la colección pasó a publicar cuatro títulos mensuales. Un elemento clave de su éxito fue sin duda el diseño de la carátula, del tipo similar al de un afiche cinematográfico o de publicidad. A la fecha, «Le Livre de Poche» tiene en su catálogo más de tres mil quinientos títulos y ostenta la friolera de veinte millones ejemplares vendidos. Es la colección de libros de bolsillo más importante de Francia.
El éxito de «Le Livre de Poche» motivó a la editorial Flamarion a lanzar la colección «J’ai lu» que, además de literatura, publica títulos de cocina, vida práctica, derecho, etc. En 1962 la editorial 10/18 pone en el mercado su colección del mismo nombre, inicialmente dedicada a títulos de carácter filósofico, que se extendieron luego a los de Ciencias Humanas. A fines de los años 60 el desaparecido Christian Bourgois, una de las referencias de la edición en Francia, ingresa a 10/18 y extiende el catálogo al campo de novela extranjera, opción que ha contribuído a que 10/18 ocupe aún hoy un lugar de preferencia entre el público lector. En esa misma dinámica de libros de bolsillo, la editorial Seuil crea en 1970 la colección «Points» dedicada sobre todo a temas de sociología, economía e histoira de las ideas. En 1972 la editoria Gallimard lanza la colección «Folio», que de inmediato se gana, de manera abrumadora, las preferencias del público lector dada la amplitud de su catálogo, consecuencia del prestigio y de la pluralidad temáticas abodrdada por las publicaciones de Gallimard, la mayor y más prestigiosa editorial francesa. Junto a las citadas colecciones de bolsillo hay otras como «Babel» o «Pocket», entre las más conocidas.
La aparición de esas colecciones hace hoy parecer inaudita la polémica que en torno al libro de bolsillo surgió en 1964: el historiador del arte Hubert Damish publicó en la revista Mercure de France un artículo en el que, en resumen, decía que el formato y el precio del libro del bolsillo hacían del libro una simple mercancía y medraban su nobleza de vector cultural. La respuesta no se hizo esperar: la revista dirigida por Jean-Paul Sartre, Les temps modernes sirvió de tribuna para los defensores del livre de poche cuyo argumento esencial fue la democratización de la lectura.
Precio barato, formato fácil de llevar, carátula llamativa son los tres elementos del éxito del libro de bolsillo francés pero que no habrían sido suficientes de no haber habido al mismo tiempo una nueva generación de lectores, consecuencia dos factores d’après guerre: el aumento importante de la natalidad y el inicio de la escolarización masiva. Esta demás decir que el livre de poche hace inútil cualquier tentativa de piratería; en el Perú, la colección Populibros, creada por Manuel Scorza a comienzos de los años se inspiró de este formato francés. Por el momento, parece no inmutarse ante las arremetidas de las nuevas tecnologías y su retoño el e-Book…Cualquiera sea el devenir del livre de poche en esta era de mutación hacia lo virtual, las pantallas de cristal líquido y lo inmaterial, el libro de bolsillo habrá cumplido una noble labor y habrá por ello que estarle agradecido.