El honor es una cualidad moral que marca a las personas por su compromiso principista de cumplir con sus deberes y a través de la honestidad honrar a los demás.
Dicha honra va más allá de los logros sociales, económicos y políticos. Es decir, su valor es invaluable; sin embargo, en nuestro país y en pleno siglo XXI pareciera que el valor de la ética en la política, más bien se ha convertido en un antivalor. Una prueba contundente, es el caso de la presidenta Dina Boluarte, que tras la salida del cargo del exmandatario Pedro Castillo, ella se atornilló al poder y faltó a su palabra.
En diciembre del 2021, durante un evento en Juliaca, aseguró: “Si al presidente lo vacan, yo me voy con el presidente”, sin embargo, tras la vacancia del chotano ella acudió al Parlamento para juramentar como nueva presidenta, previa alianza con los legisladores, con el fin de asegurar el quinquenio.
Luego, se afianzaron las “cuotas” para el copamiento de los ministerios que albergaron a representantes de Alianza para el Progreso, Avanza País, Somos Perú, y Partido Morado. Entonces, se recicló a ministros como Jorge Chávez Cresta, César Cervantes, Vicente Romero, Ana María Choquehuanca, Paola Lazarte y Albina Ruiz.
Mientras tanto, la angurria y el afán de poder ha signado a un grupo de actuales ministros como los más deshonrosos. Empecemos por el premier Gustavo Adrianzén. En 2015 cuando fue ministro de Justicia durante el gobierno de Ollanta Humala destituyó a la procuradora Julia Príncipe porque estaba investigando a Nadine Heredia. Y tras cumplir la ‘consigna’, renunció al cargo y huyó como un cobarde… Pero volvió para continuar siendo un lambiscón.
Y qué decir, de la titular de Vivienda Hania Pérez de Cuellar, que desde que ingresó al portafolio únicamente blinda a la mandataria con respecto al ‘caso Rolex’. Asimismo, la titular de Cultura Leslie Urteaga y los ministros Raúl Pérez Reyes, Daniel Maurate, Eduardo Arana, Elizabeth Galdo y Morgan Quero, que junto a Ángela Hernández agraviaron con sus afirmaciones a las niñas Awajún que fueron violadas por sus profesores.
Estos ministros no tienen honor y vienen utilizando sus cargos para fungir de escuderos y voceros de Dina Boluarte, con el propósito de apañar sus malas prácticas.
Simplemente… que la historia los condene.
(Columna publicada por Diario UNO)