Opinión

El ‘gigante de Llusco’

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Por Raúl Villavicencio

Más de cien años atrás, el reconocido fotógrafo puneño Martín Chambi se paseaba despreocupado por los alrededores de un mercadillo del Cusco, cuando de repente divisó a lo lejos una figura imponente que se elevaba por encima de todos como si se tratara de un apu que le habían salido dos larguísimas extremidades. Era un ser arrancado de la propia mitología andina, un hombre que medía más de dos metros y pesaba alrededor de 136 kilogramos.

Incrédulo de lo que observaba a la distancia, Chambi se acercó al ‘gigante’ y le preguntó su nombre y otras cosas más que solo ellos dos entendían. Aquel hombre de considerada estatura, a pesar de su colosal porte, conservaba en su mirada la ternura de un niño inocente y confundido ante la intrusión del retratista que lo interrogaba en su lengua natal, el quechua. “de la Cruz Sihuana, Juan”, —contestó agachando su cabeza— “soy de Llusco, Chumbivilcas, ‘papay’”.

Aquella efímera e informal conversación culminó en una invitación de parte del joven artista para realizar una sesión fotográfica a Juan de la Cruz, o también conocido posteriormente como el ‘gigante de Llusco’.

Las dos fotografías fueron tomadas en el estudio de la calle Marqués, en la ciudad imperial. En la primera se aprecia en toda su magnificencia al ‘gigante’, posando erguido y mirando fijamente a la lente, vistiendo lo que llevaba puesta aquel día donde fue hallado. Su ropa raída era solo un reflejo del olvido de los Andes. De pómulos prominentes quemados por la helada de la sierra, brazos robustos que iban a parar en unas manos callosas por las extenuantes jornadas en la chacra, y de unos pies sostenidos solamente por unas tiras de cuero que hacían penosamente de ojotas.

En la segunda foto se consigue observar la proporción del ‘gigante’ junto a Víctor Mendivil, asistente del retratista puneño. En el pie de imagen de la fotografía se detalla que Juan de la Cruz tenía en aquel entonces ya más de 50 años.

Ambas instantáneas fueron publicadas en el diario La Crónica el 4 de octubre de 1925, así como también en la revista Variedades, según menciona el fotoperiodista Herman Schwarz, quien se metió de lleno en averiguar el origen y procedencia del elefantiásico hombre de los Andes peruanos.

(Columna publicada en Diario UNO)

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