El Registro de Organizaciones Políticas del JNE, a través de la Resolución Nº 413-2021 DNROP/JNE sacó al Partido Morado, del escenario electoral, tal como establece la ley, por no haber cumplido los requisitos requeridos para mantenerse vigentes perdieron su inscripción como partido.
Y rápidamente, su comité político o lo que quedaba de él, lanzaron un comunicado que rechazan la resolución del Registro de Organizaciones Políticas por considerarla arbitraria y añadieron que defenderán su inscripción hasta las últimas consecuencias.
El fallo del JNE canceló a esta agrupación de oficio, y está demás decir, que nada podrán hacer, porque declararon improcedente la solicitud que presentó Henry Tello Godoy a la DNROP para que no los cancelen; no obstante, los Morados siempre fueron buenos para originar “ruidos” y distraer a los incautos; aunque actualmente, eso no les servirá de mucho, porque ya pasaron a la fila de los “desaparecidos”. Y no por haber perdido la inscripción; sino, porque fácticamente, son invisibles, nadie los menciona y nadie los inserta a alguna tribuna comunicacional política, más allá del autobombo que ellos mismos se hacen en su red social de Twitter.
Así terminaron los Morados; sin embargo, a pesar de su descredito, llegaron al actual Congreso con 3 “parias” para infectarlo más de lo que está, y como no podían formar una bancada para salvarse y obtener “representación”, se unieron a los cuestionados de la “organización” de Patricia Li: Somos Perú.
En la vida y sobre todo en la política hay que saber perder, y los Morados no soportan la frustración de la derrota; y por eso ahora, a través de su personero salen a “llorar”.
Ni siquiera el Partido Aprista Peruano que estuvo a punto de cumplir el centenario de existencia, ni el PPC han salido a protestar, porque supongo que han cogido un ápice de honor y asumieron su caída; pero los “Morados”, desde que surgieron a la política, en realidad fueron un despropósito.
O acaso, ya olvidaron que el año pasado orquestaron una “conspiración” desde las calles y se valieron de la muerte de dos jóvenes para llegar al “poder transitorio”, con la complicidad de los medios, que jugaron en pared entre Congreso-Ejecutivo, para cautelar y representar los intereses de los grandes emporios empresariales.
Los Morados nunca representaron a los peruanos de a pie, y apenas tuvieron rigor para insertar en sus filas a “profesionales instruidos” solo para pretender avasallar a los incautos con el “cuento” de tener “gente preparada”, pero sus verdaderos fines siempre fueron llegar al poder, para cumplir con el emprendimiento personal; una “autorrealización” distorsionada, muy distante a lo que planteó Maslow.
El objetivo de los Morados siempre fue pretender “mamar” del Estado, en desmedro de los derechos e intereses de los demás; porque así era más fácil, porque a diferencia del ámbito privado, en el aparato estatal no se mide los logros, ni resultados, y más bien se premia al inepto y al incompetente.
Y así fueron los Morados… aunque corremos el riesgo que retornen “reinventados”, porque la ley del ROP, ahora permite volver a inscribirse solo con 25 mil firmas.