El congresista del Partido Morado Alberto de Belaúnde ya debería salir a dar una disculpa pública por su inapropiada conducta de confundir a la población peruana con información falsa. Como se sabe, Gabriel Rodriguez Medrano jamás fue un desaparecido de las marchas, porque nunca existió.
Alberto de Belaúnde es un congresista de la República; sin embargo, en las últimas semanas se convirtió en un hombre de comunicaciones que lanzaba supuestas primicias y sin ningún tipo de corroboración. Su irresponsabilidad para lanzar fake news ha llegado a niveles insospechados, porque a sabiendas de estar al tanto del último informe de la Defensoría del Pueblo que finalmente descartó la tesis de las supuestas 47 desapariciones; de Belaúnde continuó arremetiendo y se despachó a sus anchas en su ensimismado y onírico medio de comunicación: el twitter.
Los 47 desaparecidos que aparecieron y un Gabriel Rodríguez Medrano que nunca existió
Porfirio Barrenechea Cárdenas, vocero de la Defensoría del Pueblo ha sido muy claro cuando se presentó vía telefónica en algunos medios, para afirmar que ante las denuncias del Partido Morado y la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH), ellos como Defensoría desde primeras horas del domingo 15 de noviembre y de manera diligente visitaron 16 lugares, entre dependencias policiales, militares y de salud y no encontraron a ninguna persona en calidad de desaparecida, y tampoco a las personas que obedecían a las denuncias interpuestas por los familiares y por la Coordinadora.
El 18 de noviembre, la propia Defensoría emitió un comunicado que explica que el caso de Gabriel Rodríguez Medrano se trataría de una falsa denuncia, porque ésta fue recibida a través de una llamada por celular y que luego ellos requirieron mayor información de parte del denunciante, pero él nunca respondió las llamadas ni los mensajes enviados. Asimismo, buscaron al supuesto desaparecido desde el principio; luego verificaron bases de datos oficiales y no encontraron ningún registro de su nombre en el Reniec, el SIS y la División de Requisitorias y tampoco en los hospitales. Es decir, jamás existió.
Además, hicieron un llamado público a nivel nacional para que los familiares de Rodríguez Medrano se pongan en contacto con su institución; sin embargo, hasta la fecha, nadie se presentó, ni un pariente, ni un amigo, y menos un conocido. La Defensoría, insistió y sus funcionarios llegaron hasta el domicilio que consignó el misterioso denunciante, pero nunca lo encontraron allí; incluso le dejaron una notificación para que responda, pero nunca lo hizo, él jamás respondió. Además, realizaron búsquedas en publicaciones de las redes sociales para encontrar algún dato o imagen sobre esa persona y tampoco se encontró algún tipo de información o pista.
Finalmente, la Defensoría del Pueblo concluyó, que luego de todo lo expuesto existen indicios razonables de que podría tratarse de una falsa denuncia de desaparición y también informaron públicamente que no quedaba ninguna persona por buscar de todas las reportadas como desaparecidas en las protestas en el centro de Lima y que anteriormente fueron debidamente identificadas.
Cuando el pez por la boca muere… se vuelve esclavo de sus palabras
Nos parece bien que el congresista Alberto de Belaúnde se proclame como un tenaz defensor de los derechos humanos; sin embargo, es lamentable que en nombre de esa supuesta lucha por los DDHH, él mienta, tergiverse, oculte, y omita información que es de interés público, con el único afán de satisfacer su sed partidaria y de figuración ; si tomamos en cuenta que en el Perú todo el tiempo las personas desparecen, porque los casos de secuestros y trata de personas son inacabables y ante ello seguimos viendo la indiferencia del propio Congreso que él integra; pero cogerse de esta triste coyuntura de protestas para diseminar la teoría conspirativa de las desapariciones forzadas que de plano ya han sido descartadas, solo demuestran su oportunismo político en nombre de dos fallecidos.
Veamos un poco la campaña de desinformación de Alberto de Belaúnde: Él retwitteó el 18 de noviembre a las 22.06 el comunicado de la Defensoría que mencionaba que no habían desparecidos y el falso caso de Rodríguez Medrano, pero solamente escribió en su encabezado: “Atención: Importante mensaje de la Defensoría”; a ver ¿Por qué no agregó en su tuit que Gabriel Rodríguez Medrano no existía? de Belaúnde sabía que eso era una falsa denuncia, pero prefirió omitir la verdad. En tanto, ese mismo día 18 ya había twitteado insistiendo sobre el caso de Gabriel Rodríguez Medrano y que eso seguía sin corroborarse y en un twitt alterno suscribió: “¿Dónde está Gabriel Rodríguez Medrano? Asimismo, el 17 de noviembre ante el supuesto secuestro del mitómano Luis Fernando Araujo, el parlamentario morado twitteò: “Gravísimo. Desolador. ¡No quedará impune!”
Otra de las patinadas de este congresista morado se puede vislumbrar en lo que esgrimió en un artículo suyo en un medio escrito, y que a pesar de estar al tanto de las ultimas noticias, de que finalmente no hubo desaparecidos, él continúa asegurando y mintiendo públicamente, de que sí existieron desapariciones forzadas, y además menciona el caso del joven mitómano Luis Fernando Araujo, que arguyó embusteramente que fue secuestrado durante tres días.
Extracto del artículo de opinión escrito por Alberto de Belaúnde, titulado Los “DD.HH. por encima de la política” de fecha 22 de noviembre.
“Se ha criticado también las denuncias sobre desaparecidos. Se busca invalidarlas señalando que todos los protestantes que no podían ser ubicados fueron luego contactados. Sin embargo, cabe recordar que las desapariciones –y las desapariciones forzadas– son tales ante la ley incluso si son solo temporales. Incluso si dichas personas son, felizmente, encontradas o liberadas. Más aún, los especialistas en la materia entienden la necesidad de acciones rápidas y decididas ante una sospecha de desaparición, pues estas pueden hacer toda la diferencia.
Recordemos el caso de Luis Fernando Araujo, quien ha denunciado haber sido detenido por agentes de civil en la marcha de aquel sábado y mantenido secuestrado durante tres días. Al ser hallado, Luis Fernando contó que lo que motivó su liberación fue la búsqueda pública y la aparición de su nombre en los medios de comunicación. Este caso y los de todos los que en su momento fueron reportados como desaparecidos deberán ser investigados al detalle para esclarecer las circunstancias concretas de los hechos y encontrar a los culpables, en los casos en los que corresponda.
La defensa de los derechos humanos, y la búsqueda de verdad y justicia cuando estos son quebrantados, son deberes políticos y ciudadanos que deben primar por encima de cualquier posición o color partidario. Hoy, nuestra prioridad es hacer todo lo necesario para evitar que esto se repita”.
Basta leer el último párrafo de su artículo para darse cuenta de la incoherencia y el doble discurso de este personaje que funge de Patricio romano y que mira con desprecio al resto de sus colegas parlamentarios solo porque tiene apenas una formación jurídica. Él dice: “La búsqueda de verdad y justicia cuando estos son quebrantados, son deberes políticos y ciudadanos que deben primar por encima de cualquier posición o color partidario”.
El señor de Belaúnde habla de la búsqueda de verdad y ¿Cómo es posible que a pesar de estar enterado de la falsedad del personaje desaparecido Gabriel Rodríguez Medrano… él calle y no mencione nada? La respuesta la da él mismo en esa línea, pero al revés, porque menciona: “Son deberes políticos y ciudadanos que deben primar por encima de cualquier posición o color partidario”. Y esta vez nos demuestra que antes de encontrar verdad y justicia, aquí primó su color partidario. Y finalmente, menciona: “Hoy, nuestra prioridad es hacer todo lo necesario para evitar que esto se repita”.
La prioridad que debería tomar en cuenta el congresista Alberto de Belaúnde es hacer todo lo necesario para evitar que se repita su afán de sorprender a la opinión pública para instaurar una nueva generación posverdad que solo respira a través de los fake news.
Algo que ya se ha vuelto una práctica cotidiana es la cantidad de fake news que circulan en las redes sociales; en especial en el twitter. Y desde que llegó la pandemia por el Covid, el twitter ha sido bombardeado por cientos de miles de fake news. Estas falsas noticias, sin duda son dañinas para la sociedad, porque genera confusión, odio y más polarización.