Esta mañana hizo un tour por medios de comunicación, el médico Oscar Ugarte Ubilluz. Está siendo presentando casi como un héroe por haber superado el contagio por Covid-19 tras haber acudido a Iquitos. Lo llamativo es que en Iquitos y en otras ciudades hay médicos muertos en ejercicio de sus funciones a los cuales nadie les da el espacio mediático que se le está otorgando a Oscar Ugarte, actual gerente central de operaciones de Essalud.
En realidad, lo que hay detrás de esta campaña —a la que se prestan algunos periodistas sin tener un mínimo de bochorno— es un intento de protegerlo disfrazando con una campaña de imagen su gravísima responsabilidad por la muerte de miles de peruanos por la falta de oxígeno medicinal.
Están muriendo miles de pacientes en hospitales y en sus casas. Seres humanos que podrían salvar sus vidas si existiese un balón de oxígeno. ¿Por qué no hay y, si lo hay, por qué tiene un precio elevadísimo? El origen de esta grave situación corresponde a Oscar Ugarte, pues, el 26 de enero de 2010, cuando era ministro de Salud del alanismo, firmó la Resolución Ministerial N° 062-2010/Minsa que implantó un requisito innecesario pero eficaz para montar un negociado: impuso que el suministro de oxígeno medicinal debía contar con una concentración del 99% de pureza. Con esta medida, Ugarte puso fuera de juego a TODOS los productores nacionales y concentró la producción y los precios en apenas dos corporaciones: Linde (alemana) y Air Products (norteamericana). Un oligopolio que lleva una década con suculentos beneficios económicos y que hoy esta generando muertes de pacientes que podrían salvarse. Si eso no es algo criminal ¿entonces qué es?
Esta mañana con enorme desparpajo y utilizando el efectismo de ser “sobreviviente” del COVID-19 , Oscar Ugarte dijo, en las condesciendes entrevistas que le hicieron: “Mirando retrospectivamente eso fue un error, sin duda fue un error”. Para él, apenas un error; para miles de familias la muerte de sus seres queridos. En cuanto al absurdo de haber fijado en 99% de pureza un oxigeno que durante años se había producido en Perú con 93% de pureza y sin ningún problema médico, Ugarte, actual gerente central de Essalud, dijo, con la soltura que corresponde a un bribón que “Probablemente lo puedo reconocer como error, no revisamos el informe técnico” y en una muestra de cinismo añadió: “Quizás detrás de eso había intereses”.
Por supuesto que hubo intereses y un negociado en el cual él participó. Desde el punto de vista médico no existe razón alguna, ni en Perú ni en Marte, para exigir oxígeno medicinal con 99% de pureza, porcentaje que, además, nadie ha verificado si efectivamente se cumple. Cuando Oscar Ugarte firmó ese beneficio que encareció el oxígeno medicinal era ministro de Salud del corrupto gobernante Alan García Pérez y éste lo sostuvo en el cargo desde el 14 de octubre de 2008 hasta el 28 de julio de 2011, a pesar de varias controversias.
Ugarte no es aprista pero su origen político es infame: fue llevado al gabinete ministerial de García Pérez por quien fuera miembro del grupo terrorista MRTA, Yehude Simon Munaro, quien ejerció como primer ministro de García y actualmente está siendo procesado por lavado de activos en el caso proyecto Olmos.
Ugarte no es el “heroico médico contagiado por el Covid-19” que nos quieren vender. Es el directo responsable de miles de muertes por falta de oxígeno. Es el responsable de que ahora veamos esposas e hijos poniéndose de rodillas en los hospitales suplicando por un balón de oxígeno para el familiar que se muere, es el responsable de que en Iquitos los sacerdotes hayan tenido que hacer colectas para generar oxígeno, es el responsable de que los precios del oxígeno se hayan encarecido brutalmente porque fue él quien rompió el mandato de la competencia que exige la Constitución y le entregó el mercado al oligopolio conformado por dos corporaciones extranjeras: Linde (Alemania) y Air Products (EE.UU) que concentraron, según una investigación de portal Ojo Público, las ventas de oxígeno medicinal destinado a los hospitales del Ministerio de Salud, Essalud y gobiernos regionales con ingresos que ascienden a casi 400 millones de soles.
Lo que irresponsablemente califica como un “error” el rufián Oscar Ugarte, no es un error sino un acto punible. Hace siete años Indecopi sancionó a estas dos empresas por incurrir en la práctica ilegal de repartirse el mercado del oxígeno, práctica que fue posible por la resolución ministerial que Ugarte les facilitó cuando era ministro de Salud. La multa impuesta fue de 21 millones de soles. ¿Qué hicieron las dos corporaciones? ¿Corrigieron la situación? ¿Pagaron la multa? No. Se zurraron en el mandato de Indecopi y se fueron a litigar al Poder Judicial durante siete años. Recién hace unos días, la Corte Suprema ha resuelto que estas empresas deben pagar 24 millones de soles que corresponden a la multa impuesta más intereses. ¿Pagarán? ¿Y por los muertos quién responde?
Si Ugarte considera que fue un “error” entonces debe solicitar de inmediato al presidente Vizcarra y al ministro de Salud la derogatoria de la Resolución Ministerial N° 062-2010/Minsa que él firmó, y estos dos últimos poner fin al oligopolio del oxígeno medicinal para los hospitales.
No lo van a hacer porque hay aguas turbias debajo que el tiempo terminará mostrando y si este país tiene dignidad tendrá que pedirle cuentas al trío Vizcarra, Zamora, Ugarte por los muertos innecesarios. No se pueden amparar en el colapso de los hospitales. El negociado del oxigeno medicinal existía desde antes de la pandemia y sigue existiendo en plena pandemia y no hacen nada por ponerle fin.