Por Tino Santander
El programa periodístico “Panorama” ha develado como los políticos podridos han convertido al Estado en un burdel; la vil conducta del premier Otárola, es la expresión de la degradación moral del gobierno. La inmensa mayoría repudia a los congresistas que mochan sueldos a sus trabajadores con impunidad. La existencia de planillas fantasmas en el ejecutivo, en los gobiernos regionales, y locales; las extorsiones a los trabajadores y empresarios; las mafias de proveedores que controlan las compras estatales no son rumores o especulaciones periodísticas, sino una cruel realidad que tiene como cómplices a los gobernantes.
El gobierno gasta millones de soles en consultorías para los amigotes, válidos, las novias o amantes de los gobernantes. Mientras tanto, las mafias del ministerio de salud mantienen las farmacias de los hospitales públicos desabastecidas para que el monopolio farmacéutico del Interbank lucre con la salud del pueblo; millones de peruanos sin agua, ni desagüe viven indignamente; el país demanda infraestructura agraria, educativa, postas y hospitales, carreteras, transporte digno, seguridad ciudadana. Sin embargo, el gobierno gira entorno a la lascivia y vulgaridad de Otárola.
Si Otárola no renuncia, Dina Boluarte y sus ministros son cómplices del enano erótico; ningún ministro que se respete puede compartir el gobierno con un personaje que degrada a la mujer, que se comporta como un ramplón proxeneta; que abandona sus tareas de gobierno y usa los recursos del estado para acosar a sus “novias” como lo demuestra el programa “Panorama”. Si este fuera un gobierno honesto hace rato le hubiese exigido su renuncia.
No se trata de un don Juan, ni de un galán, menos de un desliz, es simplemente una extorsión a una joven o jóvenes mujeres. No es un asunto de atracción al poder, como sostienen algunos escribas; es simplemente un aprovechamiento de las circunstancias del poder de la manera más ruin. Miles de mujeres extorsionadas y la indiferencia es abrumadora; el machismo y el comentario de la “pendejada” es aluvional; los memes, las bromas en torno a las frases de Otárola, reflejan el poco respeto que tenemos por la mujer.
No es un piropo, ni una galantería educada, —reitero— es una extorsión de un personaje acomplejado que alucina que la circunstancia de estar en el poder lo autoriza para hacer lo que le da la gana con los recursos del Estado. El gobierno de la primera presidente mujer manchado por un personaje que expresa la ramplonería machista. Millones de mujeres están advertidas, nuestras hermanas, hijas, novias, enamoradas, pueden ser extorsionadas por personajes como Otárola, por eso, la sanción debe ser ejemplar, para que no se repita.
No tengo el honor de representar a millones de mujeres que trabajan, estudian, que sostienen a sus hijos; mujeres que luchan sin descanso, sin tregua contra los bancos y el monopolio farmacéutico. Mujeres que no sienten dolor físico y si lo tienen lo superan; mujeres que caminan kilómetros para conseguir agua para cocinar; mujeres que me han enseñado a luchar por un país más justo. Por ellas, que tanto me han dado, alzo mi voz de protesta y repudio contra este gobierno corrupto que debemos inmediatamente vacar, porque, no tiene autoridad moral, ni legitimidad política.
Tras su destitución, el destino de Alberto Otárola debe ser Castro Castro.
