Una entrevista de Juan Cristóbal
Es muy significativo que una organización política, como el ELN, donde su prioridad era la lucha armada, tenga varios poetas, en su militancia, como lo expresaste en una conferencia que diste. ¿A qué crees que se debió esto?
La revolución cubana nos hechizó porque tenía un enorme contenido poético y romántico. El triunfo del pueblo, las victorias de los débiles contra los fuertes, la campaña de alfabetización en que los niños escolares enseñaban a leer a los guajiros viejos, los faroles a petróleo portados por los alfabetizadores, símbolo de una revolución iluminadora, las multitudes felices, los cuarteles abiertos para ser convertidos en escuelas, todo eso era poético.
Tú mismo, como expresión de las artes plásticas, fuiste partícipe de este destino. ¿Hubo algo especial que los hiciera incorporar a los poetas al ELN?
Lo especial estaba en que el ELN no era un partido con jerarquías establecidas, era una organización democrática con disciplina militar. No teníamos comandantes. La democracia libertaria, no la burguesa, armada, digamos.
¿Fue alguna influencia que viniera de tu parte? ¿O de Julio Dagnino, que era también un militante muy allegado a las artes y a la literatura, la educación y la literatura?
De alguna manera creo que sí. Julio, Javier Heraud, Edgardo Tello, Abraham Lama (era periodista en Prensa Latina), Pedro Morote, todos contribuimos en algo a diseñar ese tipo de organización que, aunque parezca contradictorio, conciliaba democracia con disciplina.
De los poetas que participaron en el ELN ¿con cuál de ellos fuiste más amigo? ¿Hubo alguna razón especial? ¿Tienes alguna anécdota que contarnos?
Sin duda, con Javier. También debo mencionar a Pedro Morote, Marco Antonio Olivera. Y, sobre todo a Edgardo Tello. Muerto Javier, Edgardo fue mi amigo más cercano y querido. Y después, también sin duda ninguna, César Calvo, que no estuvo en la guerrilla montaraz sino en el apoyo urbano. Y Toño Cisneros, cuando los del ELN estábamos en Ayacucho.
¿Alguien, aparte de tu conferencia, ha escrito algo sobre esto, lo ha explicado, pensando incluso en los fueros internos del ELN? ¿Crees tú que tiene alguna explicación o es obra del azar?
Creo que nadie. La explicación está en que coincidió una revolución masiva, novedosa, juvenil, latinoamericana, con chicos que tenían cierto candor ante la política. No éramos propiamente políticos.
¿Crees que el acercamiento de los poetas al ELN fue una obra del romanticismo de la época, de la influencia de Javier Heraud, o algo más profundo y decisivo?
Los chicos poetas no se acercaron al ELN, contribuyeron a formar, a crear el ELN. Por eso, el ELN tuvo una carga de independencia, desinterés en la política partidaria y mucho de opción ética. Pero fue una actitud inconsciente, no fue deliberada, una actitud espontánea.
¿Alguna vez el ELN o alguno de sus actores vivos ha pensado en editar una antología de los poetas que militaron en su organización? Si no lo han hecho ¿crees que deberían hacerlo? ¿Lo harías tu, si te lo propusieras?
Sería muy importante, pero muy difícil de hacer. Logramos editar solo los poemas de Edgardo Tello, faltarían los de Marco Antonio Olivera con quien ya perdí contacto y los de Pedro Morote. Claro que lo haría si pudiese contactar con MAOC que está en Alemania y de quien no sé nada. Claro, habrá que ver si él quiere hacerlo. Pero la idea es muy buena y la asumiré como un homenaje más a su memoria.
Se sabe que tu seudónimo de batalla era «Calixto». Creo que todo seudónimo tiene una explicación o conexión cultural, por eso la pregunta: ¿Podrías decirnos el seudónimo de algunos de los poetas, para que cada quien haga su interpretación, y sabes el por qué podrias decirnoslo? A propósito de esto, ¿por qué te pusiste «Calixto», «Calixto García» creo era el seudónimo completo, así como el de Edgardo Tello era «Cuyac», si mal no recuerdo?
El origen de mi seudónimo es muy gracioso. En nuestro primer grupo estuvo Luis Felipe Angell, Sofocleto, el humorista. Él fue quien sugirió que nos pusiéramos como seudónimos nombres de próceres cubanos. A mí me tocó el de Calixto García. Alaín Elías era Agramonte y Guillermo Lobatón también tenía el suyo que no recuerdo.
Después, ya cuando formamos un grupo más grande, Edgardo se puso Cúyac, que significa “el que ama”. Andaba muy enamorado de una chica boliviana que todavía lo recuerda.
Rodolfo HInostroza dijo en una entrevista en Caretas, si mal no recuerdo, que había pertenecido al ELN, y que después militó en el MIR en el Comité de Prensa. Esto último es falso, por testimonios personales. ¿Perteneció al ELN? ¿Y por qué crees su sistemático enfrentamiento con Javier Heraud?
Hinostroza no perteneció al ELN. En los primeros meses de 1962 cuando los chicos becados eligieron si recibirían instrucción militar o no, él optó por no recibirla. Yo llegué a conocerlo allá por los ochenta, muchos años después de la guerrilla. Ignoro las causas de su enfrentamiento con Javier, quizás porque, psicológicamente, nunca pudo procesar el hecho de haberse quedado en La Habana mientras Javier iba al combate. Pero quién lo puede sabe.