En Lima, hay 800 000 personas sin agua que viven en las zonas urbano marginales. A todos ellos, Sedapal, afirma, les está apoyando con agua gratis; sin embargo, en algunos asentamientos humanos los vecinos aseveran lo contrario. El Minsa, revela que en un rebrote del coronavirus, 2 millones de personas se infectarían y más de 19 000 fallecerían.
La noche que el expresidente Martín Vizcarra anunció al país la inmovilización social obligatoria por 15 días para cortar el contagio del coronavirus, Lidia Villacherry ya estaba por lavar los platos cuando su vecina llegó con la noticia. «Lidita, habrá 2 semanas de cuarentena. No vamos a poder salir a la calle».
Lidia tomó la medida del Gobierno con calma. 15 días pasan rápido, se dijo. Contaba con un poco de dinero y víveres; además días atrás se había abastecido de agua por 15 días. En el asentamiento humano Isabel Flores de Oliva, en Comas, donde ella vive la gente no cuenta con conexión domiciliaria de agua potable.
Sin embargo, la tranquilidad de esta joven madre (33 años) de 5 hijos se convirtió en preocupación cuando la inmovilización social se prolongó por 15 días. «Si no puedo trabajar, cómo voy alimentar a mis hijos y poder cumplir con los nuevos hábitos de higiene», se preguntó.
En Lima hay 800 000 personas sin agua que viven en 28 distritos urbano marginales.
Para ayudar a esas personas, el pasado 10 de abril el Gobierno, a través del DU 036-2020, dispuso que Sedapal los apoyara con agua gratis.
Francisco Dumler, presidente del directorio de Sedapal, cuenta que al amparo de esa norma, su institución contrató los servicios de 351 camiones cisternas, con una inversión mensual de 7 millones de soles.
En nota de prensa, Sedapal dio a conocer a la colectividad, que repartió más de 2 millones de metros cúbicos de agua potable a los asentamientos humanos que los requieren.
Lidia asegura que nadie se le acercó para regarle agua. Tampoco a sus vecinos.
Para enfrentar el hambre y la pandemia, en el asentamiento humano Isabel Flores de Oliva los moradores se organizaron en dos grupos.
En el primer grupo, las mujeres se encargaron de conseguir donaciones de víveres, y para ello visitaron mercados y tiendas. En el segundo grupo, los hombres se dedicaron a recolectar agua.
«Gracias a ese trabajo mancomunado, los dos primeros meses de la pandemia, pudimos alimentarnos y protegernos del coronavirus», recuerda Lidia.
En el asentamiento humano Santa María, en San Martín de Porres, Amelia Condori asegura que ningún camión cisterna vino a dejar agua gratis, por lo que los vecinos tienen que gastar 80 soles cada mes para contar con este recurso.
«Ya nos hemos cansado de llamar a la municipalidad y a Sedapal. Ellos siempre dicen que van a ir, pero nunca vienen. Estamos abandonados a nuestra suerte», asegura Amelia.
Hasta antes de la pandemia, esta mujer se ganaba la vida en un taller de ropa; sin embargo, desde fines de abril se quedó sin trabajo.
«Si no fuera por mis hermanos, no hubiera podido comer y cuidarme del coronavirus. Desde agosto, estoy como vendedora en una tienda de ropa de Gamarra.
Una historia parecida a la de Lidia y Amelia, viene afrontando Rosa Sánchez, moradora del asentamiento humano Malecón de Chillón, zonal 14, Comas.
Ella y sus vecinos reconocen que hasta fines de mayo un camión cisterna los proveía de agua gratis, pero desde junio, dejó de pasar.
«Al señor lo hemos llamado, pero no nos contesta. Cada vecino si quiere contar con agua, tiene que comprarla de los particulares», afirma.
En el asentamiento humano río Chillón donde viven 500 familias, 3 vecinos ya fallecieron de la covid-19 y 30 se han contagiado hasta el mes de octubre.
Desde hace algunas semanas, Lidia, Rosa y Amelia han escuchado por los medios de comunicación que una segunda ola del coronavirus acontecería en el país durante el verano, y esa noticia las tiene preocupada, ya que podrían quedarse nuevamente sin trabajo, y esta vez contagiarse de la covid-19.
Un reciente documento técnico elaborado por el Ministerio de Salud (Minsa) estima que una eventual segunda ola de contagios del coronavirus en el país causaría entre 14 060 y 19 785 muevas muertes.
Siendo una de las causas de la alta tasa de mortalidad, la dificultad de la población de escasos recursos económicos en cumplir con las diversas medidas bioseguridad, como el constante lavado de manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos.
Sedapal no los tiene registrado
Para fiscalizar que los camiones cisternas están distribuyendo agua gratis a los asentamientos humanos, el gerente de Sedapal, Ramón Huapaya, explicó que esa responsabilidad se le ha encargado a las municipalidades.
Huapaya, en el evento organizado por la Sunass Expoagua Educativa 2020, pidió a los vecinos que no cuentan con agua gratis, comunicarse inmediatamente con el Aquafono 01-317 8000.
¿Por qué Sedapal no tiene registrado a los 800 000 mil usuarios de Lima que no tienen agua potable?
Rodríguez Solórzano, presidente de Conagua, sostiene que esa situación se presenta porque Sedapal no hace trabajo de campo. «Ellos solo actúan cuando algún morador se queja, o porque se enteran por la prensa», dice.
Francisco Dumler dice que es difícil saber el número exacto de asentamientos humanos que hay en Lima, porque muchos son informales; sin embargo, reconoce que Sedapal es responsable de esa realidad en un 20 % por culpa de la burocracia. «No es posible que una solicitud de una comunidad para contar con agua potable, en algunos casos, se demore 10 años», refiere.
Cobertura de agua
Lima es la segunda ciudad sobre un desierto. La primera es el Cairo. Aunque entre ambas ciudades hay una gran diferencia. El río Nilo que pasa por el Cairo cuenta con un volumen de agua de un poco más de 1000 metros cúbicos por segundo de caudal, en cambio el río Rímac, que es nuestro principal proveedor de agua, solamente tiene 45 metros cúbicos.
Por esa razón, el presidente de Conagua sugiere que en la parte media de la cuenca del río Rímac se use el sistema de riego tecnificado, para evitar que el 70 % del agua continúe siendo utilizado para el riego de cultivo.
«Precisamos que una sola entidad vea el tema del agua potable y de la agricultura con una visión general para administrar su recurso como hay en Corea», acota.
Francisco Dumler cree que se puede mejorar la cobertura del agua potable en Lima si se dan dos cosas: uno, lograr que la gente tenga una cultura de agua. Y para ello, las autoridades deben crear un curso en el currículo escolar. Y dos, se mejore la micromedición; esto es, colocar válvulas y medidores cada vez más eficientes en toda la ciudad.
«Con esas dos medidas, con 45 metros cúbicos de agua podemos abastecer no solo a 10 millones sino a 20 millones de personas».
Temporada de verano
Según la ingeniera Grinia Ávalos, jefa de Predicción Climatológica del Senamhi, el verano 2021 estará entre lo normal y ligeramente alto en algunos días, sobre todo en febrero y parte de marzo; es decir, la temperatura oscilará entre 28 y 29 grados. Y solo superará los 30 grados en los distritos del este de Lima, como Surco y La Molina.