Por Raúl Villavicencio
El 6 de junio de 1944 aproximadamente 160 mil soldados de las fuerzas Aliadas cruzaron el Canal de la Mancha rumbo a las playas francesas para lo que sería el inicio de una expedición que tenía como destino final Berlín, y por consecuencia la captura o asesinato de Adolph Hitler, la cual nunca se dio ya que el tirano optó por suicidarse.
En el denominado ‘Día D’ perecieron 4.440 soldados, entre los cuales se encontraban estadounidenses, británicos, canadienses, así como de otras nacionalidades, encontrándose con una férrea resistencia Nazi. La película Rescatando al soldado Ryan (1998), del director Steven Spielberg, retrató con crudeza aquella lucha por conquistar las playas Utah, Omaha, Sword, Gold, y Juno, todas con nombre clave, siendo la playa de Omaha la que más se tiñó de rojo. De acuerdo a la Comisión de Tumbas de Guerra de la Commonwealth (CWGC) fallecieron cerca de 2.500 soldados estadounidense.
Han pasado 80 años y gracias a la invasión a Normandía, ejecutada tanto por aire, mar y tierra, cuyo nombre en clave es Operación Overlord, fue posible acelerar la caída del régimen Nazi que pretendía imponer un absolutismo en gran parte del planeta. Dicha invasión resultó posible gracias a una secuencia de tácticas de engaño por parte de los Aliados que buscaban confundir a las milicias alemanas sobre su posible desembarco. Entre las operaciones se pueden mencionar Fortitude o Bodyguard las que permitieron el desembarco de manera exitosa, si se habla de manera genérica.
De haber fracasado la operación Overlord estaríamos hablando de un hipotético caso donde Hitler habría hecho todo lo posible por reforzar esa zona de Europa Occidental, desarrollando mayores y mejores armamentos, olvidándose de ese sector de la guerra para darle prioridad al frente oriental donde venía luchando contra Rusia, o tal vez la ocupación del Reino Unido que ya había sido afectado por una serie de bombardeos las semanas previas al desembarco.
Tuvo que pasar más de un año luego del desembarco para que el 7 de mayo de 1945, el Tercer Reich alemán firme la rendición ante los Aliados, siendo obligados los vencidos a firmar una serie de tratados para evitar que en años posteriores se retome una nueva lucha que implique a la mayoría de los países del mundo.
(Columna publicada en Diario UNO)