Por Tino Santander Joo
El lunes pasado muy temprano me llamó Fernando Casanova (abogado defensor de cientos de deudores a los bancos) para contarme que: “Indecopi ha sancionado con multas por prácticas colusorias a 15 laboratorios farmacéuticos y a 5 gerentes vinculados a esas mafias que lucran con la salud del pueblo”. No lo podía creer. Indecopi, una “institución” que sirve al oligopolio bancario y al monopolio farmacéutico “sanciona por faltas administrativas” a esos grupos mafiosos. Indecopi, tiene que exigir una investigación penal por asociación ilícita como establece el artículo 317 del código penal. Esta organización tenía como objetivo lucrar y para sus propósitos han corrompido funcionarios y establecido una red criminal en el MINSA y ESSALUD.
La historia comienza en el 2019 cuando Fiorella Molinelli, era presidente de ESSALUD y sospecha que los laboratorios que proveen medicamentos a los hospitales de la seguridad social pactan precios y mercado. Dispone hacer una auditoría y encuentra indicios de delitos que se extenderían al MINSA. Envía la denuncia al Indecopi que se demoró 4 años investigando. Conversé con Fiorella Molinelli y me contó que las mafias impiden y boicotean la posibilidad de hacer una compra única de medicamentos. Molinelli, no pertenece a ningún colectivo, ni organización social que lucha contra el oligopolio bancario, ni el monopolio farmacéutico, ni contra las mafias enquistadas en el Estado que sirven intereses privados. Simplemente cumplió con su deber de funcionario público denunciando la corrupción.
César Vásquez, “ministro de salud” señaló en la red X: “estos poderes oscuros son los que están detrás de campañas negras en contra de nuestra gestión”. Vásquez añadió: “Les interesa instaurar la idea del desabastecimiento de medicamentos para obligarnos a hacer compras innecesarias a los precios que ellos acuerdan. ¡Alto a la mafia de las grandes cadenas de farmacias! Este personaje de Mario Puzo solo genera desprecio.
Ni el congreso corrupto, ni la fiscalía corrompida y perdida en peleas internas; ni la prensa tradicional; menos el premier ha salido a defender a los peruanos de las mafias de cuello y corbata; estos son los que pontifican sobre el libre mercado, la inversión privada, el Estado de derecho, la democracia, y la lucha contra la corrupción. Tampoco los partidos políticos tradicionales, menos los nuevos grupos electorales de aventureros. Ni las organizaciones sociales, ni las centrales sindicales como la CGTP que marchan con los empresarios de la construcción por la “gobernabilidad”.
La inmensa mayoría es consciente de que el sistema está podrido y quienes lo sostienen son los politicastros de siempre que pretenden ser la voz de millones de peruanos que sufren la ignominia del sistema de salud. Los peruanos buscan silenciosamente cambiar esta dramática realidad; algunos creemos que debemos rebelarnos y hacer una revolución social; otros creen que solo queda trabajar e ignorar la política que es corrupta y que apaña estas mafias. Millones de familias van a los hospitales de solidaridad, a clínicas privadas, a las farmacias del grupo Interbank y solo encuentran medicamentos y diagnósticos de imágenes carísimos. ¡La salud es un negociazo!
Nada conmueve a los podridos que gobiernan; ni los muertos, ni las organizaciones criminales que controlan el Estado. La indiferencia, la apatía, la frivolidad nacional es una ventaja que tienen los podridos, pero, no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista.
