Por Edwin A. Vegas Gallo
Mientras el discutido Defensor del Pueblo José Gutiérrez, anda de turismo con gastos pagados en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, dizque participando en la 28 Conferencia del Clima, sin que conozcamos su posición institucional en ella, y que además de contribuir inocentemente, a la huella ecológica mundial, junto a las casi cien mil personas, que han asistido a ese “turismo político”; en Perú la muerte por sicariato se llevó a Quinto Inuma, defensor ambiental de nuestros bosques amazónicos que con o sin COP 28, están cerca del punto de inflexión de no retorno, de convertirse en una gran sabana estéril, ante el abandono del Estado peruano, que maquilla con escaso presupuesto apoyo a las comunidades amazónicas, y la PNP pide “diez mil soles de presupuesto” para movilizarse a la zona donde sucedió el crimen e investigar los hechos.
Con el crimen de Inuma ya van otros 30 defensores ambientales, sin que el Defensor del Pueblo Gutiérrez, el Ministerio Público y el Poder Judicial haya sentenciado a los autores intelectuales y mucho menos a los materiales. Ni que decir de la supina negligencia del Congreso de archivar el Acuerdo de Escazú, herramienta legal internacional para la justicia ambiental a la que aspiraba Quinto Inuma D. E. P.