El tristemente congresista Moises Mamani Colquehuanca se hizo conocido, hace un tiempo, por un vídeo donde un periodista le pregunta por su educación primaria y este no sabe nada ni dónde estudió, ni el nombre de su colegio, profesores y, por último, ni siquiera algún amigo o compañero de carpeta. Lo que para todo efecto, o entendimiento, es simplemente que Mamani nunca terminó la primaria y, a pesar de eso, habría querido obtener títulos universitarios fraguando documentos y coimeando a medio mundo.
En Puno, lo conocen por sus malas mañas, operaciones bajo la mesa y por sus modis operandis que no respetan la ley. En 2015 financió cientos de carnés de afiliados fujimoristas y se hizo cargo del transporte y alimento por dos días a centenares de líderes de Puno que acudieron al congreso juvenil del partido naranja en Arequipa. Dichas donaciones económicas le sirvieron para ser el número uno de la lista de postulantes al Congreso en las elecciones pasadas.
Todos sus negocios han tenido que ver con corrupción y estafas. Y encima botó de su trabajo a una mujer embarazada y abandonó a su propia hija dejándola en el desamparo y quitándole todo lo que tenía su expareja, incluso el colchón donde dormían. Un verdadero «padre de la patria» que, en un país normal, debería estar preso.
Con el estado, o sea con nosotros, no se portó peor, creó más de una docena de empresas dedicadas al rubro de limpieza, seguridad y transporte que contrataron con el Estado por más de 29 millones de soles. Empresas fantasmas que luego de cobrar fueron desactivadas y han sido sancionadas por el Ministerio de Trabajo.
De todas estas sachaempresas la más célebre es Andean Delta Security, creada en el 2013 y que registra casi 150 empleados fantasmas. Mamani, además, creó el Consorcio M & R Noriega (2012) y Force Bugs Security Virgo (2012), sachaempresas que han sido multadas con más de tres años de inhabilitación por el tribunal de contrataciones de la Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE) por haber presentado documentación falsa. Y a pesar de todo ello, estas empresas han seguido operando.
Mamani controla todas sus sachaempresas como si él fuera un simple apoderado, al modo del viejo sicariato de Chicago. Y esa misma figura la ha usado para sus otros negocios de seguridad que ha creado en Lima y Juliaca donde, para rematar, ha puesto a personas cuasi-indigentes como los representantes legales.
Finalmente, este sujeto, que, a todas luces, es una lacra y no un “demócrata” como muchos lo quieren presentar, entre los años 2014 y 2016, efectuó una serie de millonarios movimientos en la región San Martín, comprando un terreno por más de S/ 4.3 millones, dos carros por S/ 202 mil y ahorros por S/ 500 mil. O sea, este Mamani mueve “plata como cancha” al peor estilo de “el Padrino”, su chapa o mote que sus mismos paisanos le han puesto por la forma lumpenesca en que cierra negocios o contratos. Y a pesar de todo, la justicia nunca lo ha cogido del cogote y hoy, más bien, quiere pasar como “héroe de la patria”. Su sino o lugar común debería ser Piedras Gordas o Challapalca