Por Edwin A. Vegas Gallo
En relación a la nota de la edición de hoy 30 noviembre página 13 (Diario La República), “el Congo alcanzó a Perú en el segundo lugar en la producción de cobre y amenaza a Chile desplazarlo del primer lugar”, permítanme comentar lo siguiente:
- En la República Democrática del Congo (nombre oficial), entre 1998 a 2003, ocurrió la segunda guerra mundial africana o simplemente la “guerra del coltan”.
- El coltan es un mineral u “oro gris”, que resulta de la mezcla en la naturaleza de dos minerales raros: el Columbio y el Tantalio.
- En esa guerra oficialmente terminada, pero que siguen las secuelas, por la extracción del coltan y ahora del cobre, murieron 5 millones de congoleños y hubieron 2 millones y medio de desplazados.
- En la RDC, está el 80% de las reservas minerales del coltan, usado por las transnacionales para la telefonía celular, GPS, satélites artificiales, armas teledirigidas, cohetes espaciales, misiles entre otros-; sin etiquetado ecológico de procedencia de las minas, en que trabajan niños y siempre vigilados por militares.
- Aún con todo ese desastre humanitario, en este desarrollo con víctimas la RDC (más de 70 millones de habitantes, con esperanza de vida de vida de 47 años y el doble de superficie que el Perú), en el Índice de Desempeño Ambiental, empata con Bolivia el puesto 99, antecediendo a Perú posicionado en el puesto 101.
La paradoja peruana de los magros indicadores de desarrollo, ante su riqueza biológica y mineral, pasa por la ineficiente gestión ejecutiva, el desmadre provocado por el columpio político y la desesperación del Ejecutivo por “dorar la píldora”, que aquí en suelo peruano todo está en calma (chicha), para que la inversión venga a como dé lugar, ofreciendo el oro y el moro, aún a costa de la flexibilidad de los estándares ambientales, prescindiendo de la ciencia en la interfaz: sociedad-política-economía.