Cultura

EL CENTENARIO DEL FALLECIMIENTO DE EUGENIO COURRET

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Por Enrique Mori
(Bibliotecario-BNP)

Hace cien años partió hacia la inmortalidad el fotógrafo francés Eugenio Courret, Michel Eugene Courret Challet, era su nombre completo de este artista; nacido en 1839 (año en que el mundo conocía el daguerrotipo) llego a las costas peruvianas en 1861 para laborar en el estudio de otro compatriota que ya hacía unos años hacia labor con la cámara oscura, Eugene Maunoury. Eugenio y su hermano Aquiles, ya independizados de Maunoury abrieron su propio estudio fotográfico, “Fotografía Central,” la cual desde el primer momento tuvieron éxito con sus retratos y por la popularización de las tarjetas de visita, un formato fotográfico por el que se podría decir que “democratizo la fotografía,” el daguerrotipo (primera técnica fotográfica llegada al país, estaba con los días contados).

Para 1865, Eugenio y su hermano, adquieren los locales que poseía Maunoury, uno de ellos en el Callao, lo que los hace tener un gran comercio sobre el retrato en la ciudad.

Pero Eugenio Courret no solo se aventuró a los retratos de estudio, también cubrió hechos de importancia desde mediados de la década de 1860’s hacia adelante, una de estas primeras aventuras lo llevo a la Polinesia francesa a fin de retratar a los nativos que eran llevados al Perú a trabajar en condiciones terribles; el combate del 2 de Mayo también fue otra acción que retrato, soldados, artillerías y escenarios del conflicto bélico que sello el intento de la corona española de recuperar sus antiguas posesiones de ultramar; la nefasta guerra con Chile es otra serie de imágenes que han quedado capturadas en las frías placas de vidrio y en cuyas emulsiones plasma la destrucción de Chorrillos y Miraflores, principales balnearios de la Lima del 800 y a las fuerzas invasoras posando dentro del estudio del galo artista, nos muestra una vez más que los actos beligerantes de los hombres no tiene dimensiones en su afán de ganar guerras insensatas; el conflicto civil de 1895 es otra serie de imágenes del accionar de las tropas pierolistas en diversos puntos de la capital; por esta serie de eventos que Eugenio Courret vivió para retratarlo es que algunos los consideran como pionero del periodismo gráfico en el país.

Muy aparte de sus retratos de civiles, militares, políticos y religiosos, están sus muy buscadas fotos de la ciudad que lo acogió, Lima, la ciudad de los reyes, las tres veces coronadas o la perla del Pacifico, sirvió de escenario para una larga lista de calles, avenidas, plazas, plazuelas, edificios públicos, privados y religiosos que hasta el día de hoy nos asombra por sus detalles con nitidez a tal punto de creer que pudieran haber sido tomadas en el momento actual… pero estas escenas se complementaban con los retratos de los tipos populares de la ciudad, el panadero, el aguatero, comerciantes de a pie, fruteras entre otros fueron captados por el lente de Eugenio y muchas veces comercializados en formato tarjeta de visita (carte de visite en su nombre francés), otras veces estas tarjetas eran montadas en álbumes junto con vistas de las vías férreas del ferrocarril central, señal del desarrollo y modernidad que el Perú vivía producto del boato del guano y antes de la guerra con el vecino país del sur, estos álbumes eran expuestos o eran vendidos con el nombre de “Vistas del Perú” y que actualmente se pueden ver, en formato digital, en alguna Biblioteca Nacional extranjera.

A lo largo de la vida del Estudio Courret, sus retratos y vistas fueron premiadas, ya sea cuando Eugenio lo administraba o cuando ya le había traspasado el estudio en 1887 a su más cercano colaborador Adolfo Dubreuil, es así  como en 1869 logran la medalla de oro en la Exposición Nacional de Lima por una composición realizada por el artista francés A. Carpelt, una foto oleo a partir de una fotografía de Courret del combate del 2 de Mayo; en 1872 se inaugura el Palacio de la Exposición y se celebra la Exposición Industrial de Lima en donde Courret obtiene no solo el derecho exclusivo para fotografiar el evento como la infraestructura, sino también gana la Medalla de oro en dicha exposición; pero quizás una de las más importantes sea la ganada en la Exposición Universal de 1900 en París, medalla de oro que el estudio recibe bajo la administración, ya por entonces, de Dubreuil.

Pero quizás, dentro de este recuento de actividades y logros, la mayor importancia del legado de Eugenio Courret y del estudio que termino dirigiendo Rene Dubreuil, es los personajes retratados, sin los cuales sería muy difícil ilustrar la historia política, cultural, social del Perú republicano, en sus vidrios han quedado atrapados las imágenes de los gobernantes de la Republica desde Ramón Castilla hasta Sánchez Cerro en donde se puede apreciar, la sencillez, al inicio, de los fondos o elementos decorativos, a pasar a fondos más complejos y muebles más detallados a fines del S. XIX; así también encontramos retratos de figuras de nuestra literatura nacional como Mercedes Cabello, Atanasio Fuentes o Manuel Gonzales Prada; el clero también fue participe de retratarse ante el más emblemático estudio de la ciudad, en ello podemos encontrar religiosos y monjas de distintas ordenes, así también como altas jerarquías de la iglesia de la capital; pero lo que quizás nos llena de orgullo y emoción es ver y a los que han tenido el honor de tocar las placas de los que participaron en la Guerra con Chile, el solo hecho de apreciar la placa de Miguel Grau lo llena a uno de una serie de preguntas sobre ese momento capturado en la emulsión que al día de hoy sobrevive al paso de los años; Cáceres, Iglesias, Piérola son otros personajes que también encontraremos, pero quizás uno de los grandes personajes por rescatar de estas placas son los anónimos soldados que hasta el día de hoy no se ha iniciado algún estudio serio por agruparlos e identificar a los cientos retratados para de esta manera rendir un homenaje por su sacrificio a la patria. Mención también merece    las fotografías post mortem de niños y adultos que nos muestra una práctica ya olvidada de la sociedad limeña del S. XIX y entendible a causa de las incesantes epidemias y males que de vez en cuando asolaban a la ciudad y el pésimo estado sanitario en que Lima tenia por entonces y que a muchas familias les arrebataba a los hijos esperados y amados y que como único consuelo solo quedaba la fría y triste imagen del bebe muerto sobre el papel albuminado; el otro recuerdo, ya casi olvidado, es el de las novias de negro, muy cuestionables a la fecha ya que muchos aseguran que si fue producto de la Guerra con Chile o una moda importada de Europa debido a que por entonces las damas europeas se casaban de vestidos de novias de colores oscuros hasta la imposición del vestido blanco como tributo a la pureza y a la castidad de la novia.

El Estudio Courret ha sido motivo de múltiples estudios e interpretaciones por especialistas en el arte, la historia y las humanidades, desde los primigenias interpretaciones de Hugo Neira, pasando por ser parte de un estudio más grande para entender la fotografía en el S. XIX por McEllroy, los difusores de Peñaherrera, Milla Batres o Tauro del Pino, para llegar a las grandes interpretaciones de su obra y legado realizado por el MALI, Deustua, Schwarz y finalmente llegar al estudio de la familia Courret que ha iniciado la investigadora Tauzin y del cual se debe el encontrar la partida de defunción de Michel Courret; comentar el estado del arte, del Estudio  Courret, como de Eugenio es muy amplio y merece un artículo o estudio bibliográfico aparte.

Michel Eugenio Courret fallecía un día como hoy, 23 de Junio, en las lejanas tierras francesas y nos dejaría no solo un legado simbólico por la importancia que significa su archivo como documentos históricos de mucha importancia para la historia de nuestra vida republicana (y que esperan ser declarados “Patrimonio Cultural de la Nación” por el MINCUL) sino por bien físico que supone este archivo, hoy resguardado y difundido su contenido por la Biblioteca Nacional del Perú (BNP) con un total de más de 55 mil placas de vidrio y acetato adquiridos por nuestra primera institución cultural del país en el año de 1986 durante la gestión de Juan Mejia Baca; si bien el proceso ha sido lento en cuanto a su tratamiento (desde 1991 en que se inician las coordinaciones para poder iniciar su digitalización hasta el año 2008 en que es trasladado a la nueva sede de la BNP en San Borja para una mejor conservación optima) hoy podemos asegura que su legado está asegurado para las futuras generaciones y será una fuente abundante para nuevos estudios e interpretaciones de nuestra historia y de nuestra sociedad republicana.

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