Hoy se celebran 144 años del Combate de Angamos y la desaparición del “Caballero de los Mares” Miguel Grau. Así fue llamado por los chilenos luego de la batalla de Iquique, por salvar a los 57 náufragos chilenos del buque La Esmeralda y por haber enviado una carta entrañable a la viuda del capitán chileno Arturo Prat.
En el combate realizado el 8 de octubre de 1879, prácticamente, la armada chilena tomó el control del mar, para posteriormente poner en marcha la invasión de sus fuerzas terrestres en territorio peruano.
Más allá de resaltar las hazañas del Monitor Huáscar que sirvió en la Armada peruana desde el 17 de enero de 1866, y que luego de haber sido tomado por los chilenos en 1879, pasó a formar parte de la Armada de Chile hasta 1896, podemos afirmar que comúnmente el honor de los militares peruanos sobrepasaba a los intereses personales. Y a pesar que nuestra historia cuenta con el legado de valerosos héroes que ofrendaron sus vidas por un solo ideal: “La defensa de la patria”; no podemos soslayar la imagen y ejemplo de Miguel Grau, que con solo 45 años y sus limitaciones navales en el combate de Angamos frente a la superioridad de las naves chilenas que lo emboscaron, las enfrentó con valor y ordenó disparar los cañones del Huáscar sobre el veloz Cochrane chileno; sin embargo, alrededor de las 10 de la mañana la torre de mando que albergaba a Grau Seminario fue bombardeada por un proyectil y destrozó al héroe peruano. Entre tanto, el Huáscar no se rendía, y el mando lo tomaron sucesivamente los oficiales Elías Aguirre, José Melitón Rodríguez y el teniente Pedro Garezón Thomas; pero finalmente el monitor fue capturado y el joven oficial peruano logró encontrar en la torre de mando un trozo de pierna velluda perteneciente al almirante Grau y posteriormente, con honores, por orden del gobierno chileno fueron trasladados a Valparaíso.
La historia memorable de este peruano ilustre nos enseña nuevamente que la grandeza de nuestros actos siempre estará basada en el ejercicio de conductas correctas y ejemplares, practicando el amor a la patria con honor y fraternidad hacia nuestros compatriotas.
¡Entiendan bien, políticos y militares de este siglo…!