Han existido en la historia personajes autoritarios y excéntricos, algunos se han creído reyezuelos, otros han sido garabatos de dictadores; pero también están los que esconden una personalidad conflictiva. Uno de ellos fue Adolf Hitler. Un estudio de personalidad hecho por los Aliados en plena II Guerra Mundial, arrojó datos claves para entender al líder del III Reich. Entre las características de su personalidad resaltó lo rencoroso, vengativo, inadaptado e histérico que resultaba ser.
El objetivo del estudio era tratar de comprender las motivaciones y pulsiones que lo llevaban a actuar. Hitler menospreciaba a las personas y era un paranoico total, incapaz de mantener relaciones humanas normales; estos rasgos, que resaltan en el estudio de la personalidad de Hitler, nos recuerdan a varios personajes políticos. Una de ellas es la actual presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, quien desde que asumió el poder, ha tenido más de una coincidencia con los rasgos del Führer.
Alva Prieto, desde que fue elegida como presidente del parlamento, tuvo actuaciones y decisiones que la han llevado a ser cuestionada. Una de las primeras críticas se realizó en noviembre del 2021, cuando se le cuestionó la contratación de un asesor de modas en su despacho con un sueldo de S/6,300 soles. Alva se justificó diciendo que el señor Carlos Cabieses Bertoni se encargaba de “atender personas, responder llamadas y organizar eventos”.
En agosto de 2021, luego de una reunión entre el presidente Castillo con la Mesa Directiva del Congreso, María del Carmen Alva rechazó al presidente cuando el jefe de Estado extendió el codo. Ella solo respondió con un breve roce, realizando un gesto de repulsión. Un desplante que fue duramente criticado.
Seis meses después, en febrero pasado, Alva protagonizó un nuevo incidente. Esta vez fue contra la alcaldesa arequipeña Marilú Janeth Gonzáles Porras. Las palabras de la presidenta del Congreso fueron: “Alcaldesa, usted está aquí en mi casa, le exijo respeto”. Es decir, la mandó a callar, creyéndose dueña del parlamento. Ni John Cannon, dueño del rancho «El Gran Chaparral» haría eso. A esto se suma que hace unos días se denunció que en el Congreso se contrató a una peluquera y un estilista. Curiosamente la que utilizaba más el servicio era nada menos que Alva Prieto.
Pero tras el escándalo de la tesis del presidente Castillo también se cuestionó los estudios de María del Carmen Alva. Una presunta maestría que duró cinco meses, y que hiciera en el año 2007 en la universidad de Alcalá y que recién pudo registrar en el año 2021 en la SUNEDU.
Sin duda, Alva está molesta, y esta semana el bigote hitleriano de Maricarmen se hizo más notorio. Sorprendentemente, se dio la orden de no dejar ingresar a los periodistas al Congreso. Cuando se le reclamó, la presidenta del parlamento solo respondió con gritos. Lo que tiene que entender Maricarmen, es que, sin periodismo, no hay democracia.
Presidenta, mírese al espejo y sáquese ese horrible bigote.
(Columna publicada en el diario La Razón)