Política
El ascenso insólito de Benedicto Jiménez: un héroe indiscreto
Mientras permanece internado por problemas cardíacos, el gobierno de Dina Boluarte ascendió a general al exjefe del GEIN Benedicto Jiménez, quien también dirigió la revista ‘Juez Justo’, vinculada a la red criminal de Rodolfo Orellana.
En un giro inesperado, el Gobierno del Perú concedió un ascenso excepcional al coronel en retiro Benedicto Nemesio Jiménez Bacca, elevándolo al grado de general de la Policía Nacional. La decisión, amparada en la Resolución Suprema N.º 187-2025-IN, fue firmada por la presidenta Dina Boluarte y el ministro del Interior, Carlos Malaver, y justificada por “acciones meritorias que van más allá del cumplimiento del deber”.
Lo que sorprende no es solo el reconocimiento en sí, sino el momento y la figura a quien se dirige. Jiménez, de 74 años, permanece hospitalizado desde el 1 de julio en el Hospital Central de la PNP por complicaciones cardíacas. Su salud es delicada y su futuro, incierto.
Pero su historia también está llena de contrastes. Durante los años más oscuros de la lucha contra Sendero Luminoso, Jiménez lideró el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) que logró capturar en 1992 a Abimael Guzmán, líder del grupo terrorista. La operación, conocida como «Victoria», fue clave para desarticular a Sendero Luminoso y es considerada una de las más exitosas en América Latina en materia de inteligencia policial.
En ese contexto se entiende parte del reconocimiento. La resolución destaca sus acciones entre 1990 y 1993, años decisivos en la lucha antiterrorista. El ascenso fue anunciado, simbólicamente, el mismo día que se conmemoraban 33 años del atentado de Tarata, una de las tragedias más recordadas del conflicto.
Sin embargo, la figura de Benedicto Jiménez no ha estado exenta de sombras. En 2014, fue vinculado a la red criminal encabezada por Rodolfo Orellana, dedicada al lavado de activos y tráfico de terrenos. Pasó varios años bajo proceso judicial y fue incluso recluido en prisión preventiva. Aunque no ha sido condenado porque su caso concluyó por prescripción legal, su cercanía con dicha mafia aún genera controversia.
Pese a ello, voces como la del exdirector de inteligencia José Luis Gil lo han defendido como “el único artífice” de la captura de Guzmán, mientras analistas como Pedro Yaranga han pedido una cadena de oración por su salud.
El ascenso de Jiménez, entonces, se mueve entre la épica y la contradicción: un héroe condecorado en su lecho de enfermo, a la vez respetado por su legado operativo y cuestionado por su historial judicial. Un reconocimiento que, en tiempos de memoria frágil, reabre el debate sobre cómo y a quién se honra desde el Estado.