Existe un adagio polaco que dice que si juegas con fuego no te quejes si te quemas. En un momento de altas tensiones entre los imperios, del paso de un mundo unipolar a uno multipolar, cuando se cierne sobre Latinoamérica todo el peso de una guerra comercial. La inauguración del puerto de Chancay aparece como una manzana envenenada. Las inversiones son positivas pero no inocentes, en la dialéctica de los imperialismos hay regalos que desatan tragedias.
Cuenta el mito, que en la boda del mortal Peleo con la tirana Tetis, fueron invitados todos los dioses menos uno, o mejor dicho una. Sin embargo, ésta se enteró e igual fue. Sorprendidos ante su presencia atestiguaron con pavor que traía un regalo a la boda que dejó sutilmente en una mesa proclamando en voz alta para que todos la oyesen, «dejo esta manzana como regalo a la más bella». De inmediato las diosas Hera esposa de Zeus, Palas Atenea y Afrodita se disputaron la manzana. Quien es hombre comprende muy bien lo comprometedor de semejante situación. Pues bien, este mito es el origen de la guerra de Troya.
China ha pasado desde hace una década a convertirse en el primer socio comercial de Perú en cuanto a exportaciones y apunta a serlo si es que no lo es ya de toda Latinoamérica y el mundo. La cumbre de APEC es la oportunidad para China de estrechar lazos comerciales con una región que lo necesita, es la primera escala a la otra cumbre que se celebrará en Brasil sobre el G 20. En la semántica geopolítica este regalo de Chancay significa un mensaje a toda la región para ver al país del dragón como un socio confiable, esto es previsión a la incertidumbre que se viene con la nueva administración Trump que apuesta por subidas arancelarias que afectarán a toda Latinoamérica. Chancay está diseñado para sacar productos de cobre de Perú pero también en función de extraer de Brasil la soya, ya que este el principal abastecedor de Asia.
Los riesgos de caer en un juego imperial en un momento tenso globalmente podrían eventualmente traer consecuencias desastrosas para toda la región. Entretanto, el presidente Biden llega en una posición debilitada en que su partido fue derrotado, todo el tablero geopolítico se ha movido. El pasado súper martes quien ganó las elecciones no fue Trump, fue Rusia. Y el gran perdedor a parte de los demócratas ha sido China que tiene que enfrentar un escenario de guerra comercial que parece se agudizará.
La ausencia del zar ruso por otro lado es consecuencia que Perú no es capaz de dar garantías de no detenerlo al ser Perú un país que está suscrito a leyes internacionales, las mismas que ordenan la detención de Vladimir Putin por crímenes de guerra en el contexto de la guerra de Ucrania. No obstante, China Y Rusia son hasta cierto punto aliados (han intensificado el acoplamiento energético chino ruso), cada una de estas potencias juega sus propias cartas. Rusia apuesta a consolidar su imperialismo en el centro del África donde se erige como potencia hegemónica, mientras sostiene gobiernos sátrapas en el Caribe como son Venezuela, Cuba y Nicaragua. En el pacífico la situación es más favorable a China al ser prácticamente su principal socio comercial.
Por otra parte, un país que podría ser el origen de un conflicto próximo es Bolivia. Es muy probable que allí se defina la pugna de fuerza entre una China que quiere entrar en Sudamérica y un EE.UU. que regresa a posicionarse en su zona natural de influencia imperial. Es curioso que el país que no tiene mar pueda ser un problema muy pronto, y esto en parte se debe al oro blanco, el litio. El triángulo de litio entre Chile, Argentina y Bolivia, es muy codiciado. Argentina se lo ha dado a Israel, Chile se lo ha entregado a EE.UU. y Bolivia esta direccionada a dárselo a China. Sin embargo, la nueva administración en Washington como también la actual consideran este recurso como vital desde un planteamiento de seguridad imperial. El control total del triángulo reservado a EE.UU. es la principal meta norteamericana que podría desencadenar una suerte de guerra del salitre del siglo XXI o una nueva operación cóndor que se tire abajo a gobiernos enteros. Todo esto es más posible en este momento. Mientras miramos al mar no debemos olvidar que nuestro destino está en las montañas, el mar es solo una autopista mientras en los Andes yacen nuestras riquezas y destinos. Perú también tiene yacimientos de litio, se ha explorado poco, pero los hay.
Vivimos un momento muy peligroso, los imperios no tendrán misericordia en sacrificarnos en su afán de hacerse con los recursos, consolidar sus rutas de suministros y en imponerse como directrices de nuestras vidas. El imperialismo no regala nada, no construye iglesias o teatros, en su lugar hace puertos, carreteras y vías férreas para poder llevarse todo lo que necesite, y siempre necesitará más.
Este artículo nada contracorriente a la opinión general. Todos celebran como aquellos troyanos que festejaron el caballo de Troya que esos mismos desgraciados llevaron dentro de su ciudad. Resultado, todos los hombres fueron muertos, las mujeres esclavizadas y los hijos de los héroes arrojados desde los altos muros de Troya. Dios tenga misericordia de nosotros e ilumine a los que nos gobiernan, pero sobre todo, nos den el espíritu y el criterio para corregir el rumbo de nuestro destino.