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EL AÑO EN QUE LA CULTURA MATÓ UNA PANDEMIA

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Han pasado cuatro semanas de las demandas presentadas por el sector cultural al Ministerio de Cultura y el personaje en cuestión sigue en MUTIS. Esta expresión conocida dentro de la dramaturgia escénica, nos siguiere que la persona se queda en silencio, o sale del escenario hasta próximo aviso.

Con acciones pendientes como la aprobación de los Lineamientos de las Políticas Culturales, o la ejecución en marcha del DL 1467 que permite acciones directas conjuntas con la PNP contra las invasiones a sitios arqueológicos durante la Cuarentena; la jefatura del Ministerio a cargo de Sonia Guillén Oneeglio secundada por la Viceministra de Patrimonio e Industrias Culturales, María Elena Cordoba Burga; adolece de correa para situaciones de emergencia.

El mayor apoyo y fomento a las Industrias Culturales, siguen siendo los Estímulos Económicos y los Premios DAFO con un total de 23 millones (2019) repartidos a nivel nacional; y que representan en este momento, el único camino de financiamiento para proyectos culturales. Ruraq Maki en Patrimonio Cultural Inmaterial, representa un esfuerzo de 13 años con hermosos resultados para los artesanos del país, junto con la promoción comunitaria del Proyecto Qhapac Ñan, de proyección latinoamericana.

El Movimiento de Teatro de Grupo Independiente (una versión actualizada del MOTÍN con nuevas adhesiones y perfiles), la Asociación de Curadores del Perú, el Gremio de Escritores; el Movimiento de Artistas Escénicos, la Red de Creadores y Gestores del Perú (ambos creados en el contexto de la pandemia y activos en las redes),  ResilArte Perú promovido por la UNESCO a nivel internacional para generar debates; y muchas otras agrupaciones civiles han presentado exigencias y propuestas al Ministerio de Cultura, sin una respuesta hasta el día de hoy, lo que ha provocado que el sector se declare en Emergencia Cultural, ya que toda la cadena de producción se ha detenido, lo cual incluye el desempleo de artistas, gestores culturales, profesores de educación artística, técnicos del cine y de espectáculo, etc.

Ningún artista a nivel nacional ha podido acceder al Bono Independiente. Irónicamente, esta categoría ha sido usada en la encuesta del Impacto del Covid 19 en el Sector Cultural, difundido por la Municipalidad de Lima y el Ministerio de Cultura. Según los resultados, el 45% ha respondido que permanece en casa, sin trabajo. Músicos, artistas visuales, artistas escénicos, festivales de nuestro folclor, escritores, trabajadores de museos, todos han paralizado sus actividades y los centros culturales han cerrado de manera indefinida hasta no proponer un Protocolo de Medidas Sanitarias, que nuevamente, no ha sido incluido hasta la fase 3 o 4 de reactivación económica.

Este tema ha sido justamente observado por el congresista Andrés Yupanqui Miñano (La Libertad) de la Comisión del Cultura del Congreso frente a la débil participación de Guillén: ¿Por qué no se han aplicado los mismos criterios de los restaurantes, minería y comercio para la reactivación de los centros culturales? Pregunta que quedó en el aire, como muchas otras más.

La palabra CULTURA no ha sido mencionada en ninguno de los Mensajes Presidenciales a la Nación, la bioarqueóloga Guillén ha tenido sólo 2 intervenciones a demanda de Vizcarra, en ningún momento ha valorado la importancia de las artes para la salud mental de los peruanos durante el Aislamiento Social, por ejemplo, el acceso a la música. La Ministra, sin un Censo Cultural para conocer la población trabajadora de las artes, sin una Base de Datos de las poblaciones de los Pueblos Originarios; carece de las herramientas para defender su gestión, y no tiene las habilidades para generar una respuesta eficaz que sus colegas del Gabinete: Economía, Inclusión Social, Trabajo, Agricultura, sí han sostenido, batallando el día a día, por su sector.

¿Qué se está solicitando? Todas las agrupaciones coinciden en el empadronamiento urgente de los trabajadores de la cultura, para la generación de un Directorio Nacional. Se puede empezar con una plataforma digital diseñada por el mismo Ministerio; tarea nada complicada ya que el Gobierno del Perú ha generado diversas plataformas para acceder a los Bonos, es cosa de horas. Por otro lado, el congresista Daniel Olivares Cortés ha sido enfático con Guillén, en considerar los créditos fiscales y medidas tributarias, ayuda que puede corroborarse con los ingresos por artista, visibles en la SUNAT. Los espacios culturales han solicitado la exoneración inmediata del pago de recibos de agua y luz, ni que se programen deudas de fraccionamiento insostenibles; que no puedan haber desalojos de los espacios alquilados dedicados a la actividad cultural ya que no se pueden obtener  ingresos por el momento. Sentido de justicia.

El congresista Alberto Belaúnde mencionó un punto muy importante: la emergencia agrava la precariedad en que ha estado sumido el sector cultural desde siempre. Y no es por los artistas, que hemos subsistido épocas de violencia, de terror, de bombas y de muerte. No es por nosotros, que hemos armado nuestros espacios con un esfuerzo comunitario, que hemos accedido a financiamientos del sector privado para una producción cultural por propia iniciativa. No es por nosotros, porque el arte cuando se manifiesta es hermoso, es educativo, es potente, es la identidad de un país, es la expresión del pueblo, las festividades folclóricas que conforman los viajes turísticos nacionales e internacionales; con 600 mil puestos de trabajo directos e indirectos, con 46 mil empresas.

Un país con un Patrimonio Cultural inigualable, con Museos de Sitio que contienen colecciones admiradas en el mundo entero. La cultura del Perú tiene una riqueza invalorable, pero la gestión de la cultura no está a la altura de los productos artísticos que tiene carácter milenario, carácter fundacional de la Patria. La cultura está vista como una carga presupuestal por el MEF, porque no está articulada como eje transversal del desarrollo sostenible. Esta falta de discurso político y pésimas gestiones previas tiene como conclusión : la falta de ciudadanía de los peruanos, el egoísmo en los mercados donde se prefiere contagiar el covid19 mientras se sigue vendiendo, esa ausencia de cultura tiene como consecuencia que nos sigamos contagiando del virus sin importar la existencia del otro, que sigan habiendo feminicidios y violaciones aún en encierro lo cual significa que el agresor está en la casa; esa falta de políticas culturales sin incidencia en Educación, Salud, Inclusión Social y Turismo, tiene como consecuencia que somos un país donde existe la corrupción como el peor virus de todos, y no se entreguen las canastas a pesar de tener el subsidio resuelto.

El comportamiento de la población y sus Instituciones Públicas; la falta de empatía para solucionar el problema del otro que también es el mío, es el fracaso de la Gestión Cultural y el abandono y la ignorancia del Estado al ver la cultura como mero entretenimiento. El sector Salud es otro combatiente, y sus fortalezas y debilidades se muestran ahora al desnudo con la situación crítica de Loreto, los ciudadanos exigimos al Estado pronta solución. Hay un diálogo de sordos que debe cesar, y el sector cultural no sólo debe demandar, debe organizarse en un gran gremio e incluir a todos por igual, para empezar a obtener derechos por Ley, con capacidad de crítica y de denuncia. ¿Quién podría liderar esto?

Se ha hecho un hincapié en fortalecer las competencias del sector para enfrentar la crisis. Quizás recordarle al Presidente Martín Vizcarra que la cultura puede ser un gran aliado. Guillén ha mencionado que la tercera semana de mayo hay una convocatoria a las Instituciones e individuos del sector para realizar Mesas de Trabajo. Esperamos que durante estas sesiones, no sólo se solucionen los reclamos, sino que realmente la sociedad civil pueda defender y lograr los Derechos de la Cultura, aplazados históricamente por decenios.

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