Por Edwin A. Vegas Gallo
En la Universidad Nacional de Piura, la Oficina de Imagen Institucional, ha cometido un disparate taxonómico, en unas bolsas de papel cartón, que obsequian a los visitantes, sobre todo a los egresados de secundaria, para acercarlos o interesarlos a que hagan su estudio superior en el alma mater piurana.
Resulta que en la bolsa en mención, los funcionarios de esa Oficina, sin asesorarse debidamente por los botánicos de la Escuela de Biología, han considerado y consignado en la leyenda el nombre científico del “algarrobo del mediterráneo”, en contra de la taxonomía de nuestro algarrobo que es especie propia de la Región y a la cual no se le brinda la importancia debida y cada vez más, con el proceso acelerado de la urbanización periférica en las ciudades piuranas, poco a poco se pierde su hábitat.
Para mayor referencia sobre nuestro árbol símbolo, cuenta la leyenda recopilada por Leonor Lorda Perellón, que el algarrobo es el “Árbol Sagrado”, que fue la salvación de los quechuas, cuando cayeron en desgracia, fruto del desenfreno de orgias causado por la libación desmesurada de la chicha fermentada producto del maíz y por la dejadez de trabajar la tierra o pachamama, tanto que el taita Inti los abandonó.
El algarrobo es el árbol representativo del suelo piurano costero seco de dunas y médanos, cuya vaina proporciona un sin número de usos, tanto para los humanos como para los animales; más aún en este tiempo de sequía por la triple recurrente Niña, que no ha permitido las lluvias para que haya pastura y ha colocado al borde del colapso a la agricultura y ganadería piurana.
Así pues, el algarrobo es una leguminosa forestal símbolo de la piuranidad y de la heredad biológica, que estamos obligados a conservar y a utilizarlo de manera sostenible, ya que es de alta importancia ecológica y humana para nosotros los piuranos.
Desde la Escuela Primaria nos enseñaron a querer este “Árbol Sagrado” y lo estudiamos como leguminosa perteneciente al Género Prosopis, siguiendo el concepto establecido por Betham en 1842 y 1875 y revisado por Bukart en 1976, quien nominó al algarrobo piurano con el nombre científico de Prosopis piurensis y así lo conocíamos hasta la actualidad.
Sin embargo como decimos en Ciencia “nada es para siempre de acuerdo con el método científico”, ya que en este 2022, el botánico Colin Hughes (Universidad de Zurich, Suiza) y sus colaboradores (entre ellos el botánico de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, Leopoldo Vázquez Núñez), nos presentan y proponen su estudio “Desintegración del género Prosopis”, a partir del análisis de la evidencia filogenética de 997 genes nucleares y concluyen que el algarrobo piurano es de un linaje propio de estas tierras piuranas y lo pasan a denominar como Neltuma piurensis, a partir del material tipo recogido por Vázquez Núñez, proveniente del borde de la carretera panamericana cerca al puente del río Chira.
Como la investigación científica debe estar vinculada a lo cotidiano y a la realidad, esperamos se actualice el nombre científico del algarrobo piurano, en la educación primaria, secundaria y universitaria; así como en el ente del gobierno regional (bien cabría una ordenanza regional) y gobiernos locales y ser agradecidos con este árbol milenario, mágico y sagrado de Piura para el mundo.
Al parecer en la UNP, están más preocupados en la elección al rectorado, que velar por que no se cometan estas torpezas con nuestra flora y que deja mal parada a aquella.