Efraín Agüero, director de Cinco Minutos Cinco, asociación que organiza el IX Festival de Cine de Villa María del Triunfo y Lima Sur, conversó con Lima Gris sobre dicho proyecto, cuya clausura será este 29 de abril en el auditorio de la Universidad Nacional Tecnológica de Lima Sur.
En esta conversación, nos cuenta lo mucho que se ha aprendido a lo largo de los nueve años que lleva el proyecto, la importancia de tener voluntarios y alianzas con instituciones para conseguir los objetivos. En la actualidad el festival que dirige Agüero se ha posicionado como uno de los más importantes de la capital.
¿Cómo fue el inicio de este festival?
Se remonta al 2005 cuando armamos una muestra de cortometrajes en el Centro Cultural España, y luego moverla a otros barrios. Esto se hizo hasta el 2009 cuando se replantearon los objetivos. En ese año se pensó en el Festival y se elegimos Villa María del Triunfo porque hay una relación de origen ya que todo el grupo (de Cinco Minutos Cinco) somos o hemos sido de allí y alrededores.
En esta edición tienen por primera vez el concurso de largometraje. ¿Por qué, luego de tanto tiempo, deciden esto?
Nos hemos tomado el tiempo para descubrir cómo hacer bien las cosas. Si bien es un riesgo, hemos dado pasos para conocer más al público. El año pasado hicimos una muestra de ‘largos’ y funcionó como queríamos. Este año lanzamos el concurso y ha sido todo un aprendizaje, pues, es un mundo distinto y no es sencillo. Hablar de ‘largos’ es hablar de las grandes ligas, de dinero, de productoras con presupuestos. Nosotros creemos que el cine es una actividad laboral y la gente implicada en esto requieren vivir de sus largometrajes. Te vas enterando de toda una lógica que debe ser aprendida y manejada. Hemos cumplido con todo lo que un realizador desea por su ‘largo’: verlos.
¿Cuántos cortos han recibido para el concurso? ¿Cuántos de Perú?
Cerca de 700 cortos de todas partes del mundo. De Perú pocos en realidad. No hemos recibido muchos trabajos peruanos, no sé por qué. Han quedado dos finalistas peruanos en cortos.
¿En cuánto a largometrajes?
La muestra final de largometrajes es pequeña: cinco. De esos cinco, dos son peruanos. Uno es el documental “Rodar contra todo” y el otro es “Luz en el cerro”, que es ficción.
Debemos destacar que los jurados son distintos: Hay un jurado comunitario para el concurso de cortos y un jurado especializado para el de largos. ¿Por qué lo deciden de esta manera?
El jurado comunitario siempre ha existido porque el concurso de cortos ha estado todo el tiempo. En este año decidimos que haya jurado especializado para largos porque creemos que el largometraje, al ser distinto al corto en producción, distribución, realización, requiere de una manera especializada pensando en los realizadores. Al ser este un festival que ofrece poco para ellos, es decir, los premios que damos no son económicos sino simbólicos. Creemos que una manera de ser justos con los realizadores es dejar que los largometrajes sean evaluados por gente especializada. Este año tenemos tres profesionales del cine para evaluar los finalistas: Héctor Gálvez, Mónica Delgado y Mayella Lloclla.
¿Cómo se puede ser parte del jurado comunitario para el concurso de cortos?
La organización los elige. Tenemos unas cuotas para el jurado comunitario: docentes, estudiantes de secundarias, niños de 10 u 11 años, dirigentes y artistas de Lima Sur. Esas son las cuotas que tenemos que cubrir para el jurado comunitario de cada año. Generalmente son ocho jurados por cada edición.
Cuéntame sobre los voluntarios del festival ¿son los mismos de cada año?
En realidad, el equipo de Cinco Minutos Cinco es como un equipo de voluntarios. A lo que nosotros llamamos voluntarios son las personas que llegan por cada edición. Somos tres grupos de voluntarios: Nosotros los permanentes; los jóvenes de Lima Sur como Villa María o San Juan de Miraflores; y, además, están las voluntarias que llegaron de Francia gracias al Ministerio de Cultura.
Tengo entendido que ganaron el premio de gestión cultural del Ministerio de Cultura. ¿Cuán importante ha sido eso?
Es un concurso que el Ministerio convoca desde hace algunos años. Es la segunda vez que ganamos el concurso. Ellos buscan estimular estos proyectos que se vienen dando y que ellos consideran que requieren de algún tipo de apoyo. Para nosotros no es vital pero sí importante porque lo fortalece. Los gastos que se requieren en el festival ya se pueden gestionar de manera directa con el premio que hemos ganado. Antes era muy complejo y se nos hacía un problema. Por ejemplo, el tema de la movilidad es un gran gasto porque el festival se mueve a diferentes barrios, es itinerante durante algunos días.
¿Qué instituciones apoyan este festival?
Tenemos como aliados importantes a instituciones educativas como ADUNI y la Universidad Nacional Tecnológica de Lima Sur porque nos dan el espacio para hacer las proyecciones que no son en los barrios. También hay colegios como República del Perú, Manuel Scorza, Javier Heraud, que son importantísimos porque allí encontramos adolescentes pues en los barrios encontramos sobre todo niños y madres. Con los colegios también trabajamos talleres de realización audiovisual y con ellos producimos videos. En calidad de patrocinador está el Ministerio de Cultura, la Municipalidad de Lima, Pinturas Techno con los que hacemos murales, pues en el festival también hay actividades que consideramos complementarias. No solo pasamos películas sino también, antes de las proyecciones, presentamos actividades artísticas diversas como música, baile e incluso teatro.
Entonces es más que un festival de cine, en realidad.
Busca ser un festival de cine comunitario. No queremos dar la imagen de una carpa de circo de solo unos días. Con la comunidad lo organizamos, lo coordinamos, nos involucramos con los barrios, nos integramos y contribuimos a embellecer el barrio con murales que algunos niños lo trabajan.
Ahora no solo es Villa María del Triunfo sino, además, otros distritos. ¿Planean expandirse todavía más?
Sí, en Lurín, San Juan de Miraflores y Villa El Salvador. La idea es ésa. Pero igual hay que tener límites, hay que priorizar. En Villa María estamos yendo a nuevos barrios y lo mismo en los otros distritos. Pero no lo hemos hecho nosotros solos. Se requieren de alianzas, por ejemplo, en San Juan lo tenemos, en Lurín con una ONG de la zona, en Villa El Salvador con la ADUNI y la UNTLS.
A poco de terminar la novena edición del festival, ¿cómo van esos ánimos?
Al ser un equipo de voluntarios, los ánimos son los que nos mantienen en este proyecto. Este es un proyecto que tiene para mucho más; y estos nueve años que vamos trabajando nos ha servido como experiencia para hacer las cosas mejor.
¿Cómo lo has visto con respecto a las anteriores ediciones?
Creo que hemos aprendido a hacer un festival de cine comunitario, no digo que hayamos aprendido todo pero a nueve años del inicio ya sabemos cómo hacerlo. Considero que nos ha ido bien. Hemos visto diversos aspectos que antes descuidábamos pero ahora no. Contamos con un grupo humano que puede tomar responsabilidades que antes no podían. Para lo que queremos hoy, estamos en buen camino. En este año hemos visto que a la gente le ha gustado la producción local; por ejemplo, con respecto a los cortos que se hicieron en los barrios, las personas los ha puesto a la par con producciones europeas.