A propósito de la estrategia virtual «Aprendo en casa», el doctor en Filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México Benjamín Mayer afirma que el alumno precisa del uso de la palabra para su crecimiento, si no se convierte solo en un receptor de contenidos.
Desde el 16 de marzo pasado las escuelas en el país lucen vacías. Por culpa de la covid-19, ocho millones de estudiantes permanecen en sus casas.
Para mantener algún tipo de servicio educativo, el Gobierno creó la estrategia virtual «Aprendo en casa».
Florentino Apaza, gasfitero de profesión desde hace 20 años, cuenta que a sus dos hijos, uno de 10 y otro de 7 años, no les ha sido fácil acostumbrarse a estudiar desde el celular. «Aún les cuesta. Son muy hiperactivos, sobre todo mi hija, quien no puede estar tranquila por más de 15 minutos».
Narra que ha tenido que sentarse al lado de sus hijos para que no se aburran y presten atención a las clases. «Ahora que he vuelto a trabajar, es mi esposa quien los acompaña», dice.
El uso exclusivo del internet para llevar educación a niños y adolescentes no convence a muchos. Jaime Saavedra, exministro de Educación, es uno de ellos.
«No todos los alumnos aprenden por igual. Hay algunos que les toma más tiempo. Y no veo que a los profesores se les haya capacitado para resolver ese problema», afirma.
Para hablar sobre la educación virtual, nos contactamos con Benjamín Mayer Foulkes, doctor en Filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México, y actual director del Instituto 17.
Debido a la pandemia, en Perú se ha implementado la estrategia «Aprendo en Casa», que consiste en llevar educación a distancia por internet, radio y televisión. En su vasta experiencia educativa, ¿qué tan eficaz es la virtualidad para impartir clases?
—El proceso de aprendizaje, puntuación y vocabularios para nutrir las vocaciones de los estudiantes no es algo que, en principio, dependa de la presencia sino del lenguaje. Porque puede existir una clase presencial muy mala que no permita que las vocaciones se despunten y expresen, como también una clase virtual deficiente.
Por eso creo, que la discusión no pasa tanto por estar a favor o en contra de la virtualidad, sino en entender que la formación de los estudiantes requiere de un pensamiento crítico. Sea esta presencial o a distancia.
—O sea, ¿el pensamiento crítico ayuda a tener mejores estudiantes?
—El trabajo crítico es entender que no hay limitación en el saber, ni en los mecanismos de la pedagogía, y que por lo tanto, hay que trabajar abriendo espacios a una conciencia de incertidumbre y de finitud, incluso en todo lo que signifique conocimiento y experiencia humana. ¿Y cómo contrasto ello? Con una visión tecnologista y economicista, donde el saber es básicamente un tema de información, eficiencia, de completar datos, elementos, capacitación profesional para que los estudiantes puedan salir al mercado laboral.
—Quienes critican el uso de la tecnología para llevar educación afirman que esta no promueve el uso de la palabra entre los alumnos. ¿Usted qué opina?
—Pensar que pedagógicamente todo se va a resolver por un sistema digital de presentar información y educar con esa información a otros, es estar equivocado. El alumno precisa que se le otorgue lapalabra para que exprese sus puntos de vista, sus emociones; y a partir de su propia palabra pueda integrar los elementos en su crecimiento que le ofrece la escuela, la familia y la sociedad.
—¿Esta realidad también se observa en la educación superior?
—Desde que empezó el confinamiento y ya no se pudo continuar con las clases presenciales, las universidades han «salido en tropel» a dar clases por internet, con resultados muy pobres.
—¿Por qué muchas autoridades piensan que la tecnología va a resolver todo?
—Hay una imposición grande de un sistema que busca tratar a los estudiantes como meros receptores. Los gobiernos no deben permitir eso. Deben trabajar para tener un ciudadano hablante, capaz de proponer, ejecutar y compartir.
POCA INVERSIÓN
-El Perú gasta aproximadamente US$ 1200 por alumno en la educación básica al año, mientras en los países de la OCDE se invierte US$ 8000 en promedio.
INSTITUTO 17
17, Instituto de Estudios Críticos es un espacio de escritura que interviene en problemas desatendidos por otras instancias mediante la investigación, la enseñanza y la difusión de estudios críticos. Asimismo promueve las intervenciones culturales.