Por Raúl Villavicencio
Grata fue mi sorpresa cuando me enteré que se viene preparando una nueva película biográfica sobre el ‘Gorrión’ de París. Cabe mencionar para aquellos lectores que desconocen sobre la carrera artística de Edith Piaf que ella ya falleció hace 60 años, sin embargo, gracias a la Inteligencia Artificial (IA) será posible volver a verla y escucharla en las grandes pantallas.
Su fisonomía endeble y frágil hizo que se mereciera el apelativo de Piaf, gorrión en francés. Edith Giovanna Gasssion (su nombre de pila) nació, creció y se hizo en la calle, fluyendo entre los lupanares y cabarets de poca monta a principios de su carrera, pero su potente voz hizo la hizo llegar a los más exclusivos escenarios del orbe.
Una vida llena de escándalos y excesos donde no faltó el abuso de las drogas, el licor, los amoríos y la depresión, hizo que La Muerte asomara por su ventana un 14 de octubre de 1963, liberándola de esa jaula terrenal que desde un principio la tuvo atormentada.
Ahora con la llegada de la IA en nuestras vidas será posible volver a estar cerca de la dama que les cantaba a los amores fallidos, las decepciones, los fracasos, las rupturas y desventuras que te trae la vida. Y no solo a ella; hace poco también se estrenó una nueva canción de los Beatles. John, Paul, Ringo y George volvieron a estar juntos una vez más como hace casi 60 años.
Los ‘milagros’ de la tecnología vienen permitiendo reencontrarnos con figuras icónicas de la música y no sería nada extraño el retorno, al menos de manera virtual, de figuras como Freddie Mercury, Michael Jackson o, quien sabe, tal vez de genios como Mozart o Vivaldi. Y es que la IA no solo se encarga de imitar a la perfección la imagen y la voz de los personajes, sino que también los ‘estudia’, analizando (a base de muchísima data) sus rasgos más intrínsecos de cada uno.
Piaf estará pronto con nosotros, pero no será la última en la lista. Habrán detractores y entusiastas de esta nueva fantasía, esa misma que ahora hace que nos cuestionemos sobre la atemporalidad y la realidad, la transcendencia del ser humano y la capacidad de una maquina en imitarnos a la perfección.