Opinión

Ediciones póstumas y textos apócrifos

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Por José Emilio Caro Gómez

En esta nueva columna abordaremos dos  tradiciones: la europea y la latinoamericana, poniendo especial enfoque en el Perú con autores como Vallejo, Lumbreras y Oswaldo Reynoso; centrándonos especialmente en la edición póstuma Capricho en azul.  

Cuando un productor de textos (filósofo, poeta, narrador, entre otros) deja el mundo material, lo que queda de él es la resma de su lucha contra la cultura, la resistencia de lo finito contra lo infinito. Esta resma consta de textos publicados y no publicados.

Posterior al siglo XX se tiene una forma clara de tratar los textos, esta es a través de las ediciones críticas que buscan “fijar” el texto de manera definitiva. Es en el devenir de la historia que cada lector nuevo puede abordarlos sin el inconveniente de tener muchas versiones de los textos.

En la tradición  europea, Alemania es muy rica en cuanto a la filosofía; pero puntualizando como ejemplo, en el sistema de pensamiento de Friedrich Nietzsche tenemos que hacer un corte en su producción. Cuando la enfermedad consumió al autor por completo, la tutela de él y de sus derechos de autor recayeron en su hermana Elisabeth Förster-Nietzsche. Es sabido que ella tomó las riendas de las publicaciones, sobre todo con un fin netamente comercial, buscando solo réditos. Es decir, en la creación del archivo, el filósofo estuvo impedido de opinar; en consecuencia, alargaron sus textos y muchos otros eran apócrifos. En otras palabras, a la custodia no le importó vincular el pensamiento ajeno al partido nacional socialista, es más, lo impulsó.

En cuanto a Latinoamérica, tenemos al autor de El Aleph, Jorge Luis Borges. Este nunca quiso que se publicaran algunos de sus textos por considerarlos de menor valía, y ¡quiénes somos nosotros para contradecir semejante afirmación! Sin embargo, las ventas y el comercio de los libros tuvieron y tienen una influencia importante en el circuito de producción del libro, muy a pesar de Borges,  quien de seguro se mostraría en total desacuerdo  con semejante oprobio.

Por otro lado, en el Perú tenemos  el caso de César Vallejo con Poemas Humanos, que es una publicación no autorizada por el vate, el cual nunca le dio esa arquitectura, ni mucho menos el nombre.

En este punto quiero destacar un caso que me tocó resolver, en relación a la reedición de “Ayllus del Sol: anarquismo y utopía andina” (Se presenta este jueves 30 de noviembre, por promoción se llevan el poemario “Alabastros”) donde encontramos un análisis del historiador Luis Guillermo Lumbreras. Este texto estaba redactado con componentes de la oralidad, y preparamos uno más orientado a la escritura formal, la pronta partida de mi paisano, nos impidió pedirle la autorización para hacer las modificaciones; por ello, nos vimos en la necesidad de respetar la integridad del mismo.

Otro escritor al cual le asigno mi admiración es a Oswaldo Reynoso y su pulcritud en el idioma, reconocida por férreos críticos, como es el caso de Marco Aurelio Denegri.

Los textos de Reynoso tienen ediciones de colección como: En octubre no hay milagros, editado en Argentina y su edición italiana; la edición príncipede El escarabajo y el hombre; entre otras, pero también tiene ediciones menos logradas, diseñadas para difundir los textos y como una estrategia para combatir la piratería, Oswaldo Reynoso se pirateaba a sí mismo.

Capricho en azul merece una especial mirada, sobre todo de mi parte, pues fui testigo de su creación (presencial) y de su publicación (sin ser consultado) esta última de forma totalmente alejada, a grosso modo debemos recordar que existen formas de abordar los manuscritos inéditos. Creo que es necesario anticipar al lector, si es una versión de los manuscritos o un manuscrito fijado filológicamente, ya que podrían confundir al lector especializado.

 En mi opinión, si ponemos la edición de Capricho en azul junto con las ediciones de colección, esta no llega a cubrir las expectativas. En este sentido, considero que esta edición póstuma tiene un muy buen prólogo; pero el texto mismo, la sustancia carece de espíritu, y está creado con el único propósito de difundir la obra reynosiana; no obstante, creo que Oswaldo merece una edición crítica a su vuelo y altura.

Aquí quiero hacer una acotación a la creación de Capricho en Azul y de Huamanga Huamanga. Reynoso fue un adelantado a su época, pues usaba sin saberlo un sistema de control de versiones, o como en programación el “Git” (un sistema de control de versiones distribuido de código abierto). Su sistema inventado por pura intuición era, al terminar un libro, distribuir el texto a diferentes áreas del conocimiento, interactuando con amigos de diferentes índoles, a los cuales les pedía anotaciones y opiniones en el texto que retornaban. Luego de ello, revisaba su versión para así hacer los cambios respectivos, muchas veces tan profundos que transformaba gran parte del texto. Luego hacía este mismo proceso con dos personas de mayor confianza, o como él decía sus iguales.

Capricho en Azul tiene una versión consolidada y muchas otras versiones menores, productos del proceso ya mencionado líneas arriba. La que veo publicada presenta censura, falta alguna estampa un poco escandalosa, posee un orden diferente; la estructura fue alterada, el índice seguro destripado en una mesa de edición y una edición donde los márgenes del texto son tan grandes que hacen difícil la lectura; por no hablar, entre otras cosas, de la concordancia y congruencia que fueron resueltos en la versión consolidada.  

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