Opinión

Dos despropósitos llamados Minedu y Mincul

Instituciones sin liderazgo convertidas en elefantes blancos.

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Sin duda, los ministerios de Educación y Cultura son muy importantes en la composición de un Estado que se precie de cumplir y brindar a los administrados los derechos que por antonomasia la Constitución exige. Tales derechos educativos y culturales son inalienables para todos; sin embargo, en el mundo real carecemos de genuinas políticas públicas que nos ayuden a acceder a una educación de calidad que nos perfile a ejercer una real ciudadanía con responsabilidad social y con la clara idea de saber —de dónde venimos y hacia dónde vamos— a través de un pensamiento critico y una razonabilidad que cuestione los desfaces de la sociedad y así trasmitirlo a las siguientes generaciones.

Asimismo, contamos con un Ministerio de Cultura cuya organización institucional ostenta una variedad de viceministerios y direcciones en los ámbitos de Patrimonio Cultural, Industrias Culturales e Interculturalidad; variables fundamentales para crear conciencias ciudadanas que obtengan “sentido de pertenencia” del lugar donde nacieron y ayuden a proteger no solo el terruño, sino los bienes públicos declarados patrimonios intangibles de la nación. También, deberíamos tener acceso a todo tipo de expresiones artísticas, como la danza, el teatro, la música, las artes plásticas —hoy denominadas visuales— la literatura y otros géneros como la poesía. Así contaríamos con una neo-generación más idealista, creativa e innovadora; y en especial, comprometida, informada y cuestionadora. Sin embargo, todo lo mencionado se hace cada vez más inalcanzable debido a practicas malhechoras que antagonizan con el humanismo tradicional y con la comunicación presencial ‘face to face’, y que prácticamente hoy han quedado en desuso, porque casi todo es virtual, o en línea. No por algo vivimos en la era del reggaetón, el Tik Tok y la Inteligencia Artificial, que a largo plazo cosechará más mentes estúpidas de las que ya existen.  

Volviendo a la discusión de estos dos ministerios (Educación y Cultura), prácticamente se han convertido en “elefantes blancos” disfuncionales que abandonaron sus verdaderas misiones de hacer gestión en beneficio de todos los peruanos, para convertirse en “antros de colocación” para los amigos de los “gobiernos de turno” y en la “caja chica” que eventualmente financia favores políticos. No cabe duda que el statu quo se asemeja a la frase del insignificante ministro que vive bajo las faldas de la presidenta Dina Boluarte: “Son prácticas culturales”.     

(Columna publicada en Diario UNO)

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