No siempre alcanzando viajes por remotos países, se pueden conseguir las más intrincadas aventuras y la mar de complacencias, porque podemos lograr lo mismo sin movernos de nuestro rincón preferido, jugando a pasar las páginas de un libro que nos lleve al límite de todos los sueños.
Informes, cuestionamientos, encuentros del tercer tipo, aprendizajes inusitados de materias diversas, lecturas narrativas a través de un universo de temas se encuentran en los libros, esa materia hecha de papel y letras impresas que se guardan en las librerías y por consecuencia, en las bibliotecas.
Por la pandemia, se han modificado las modalidades de venta y adquisición de libros, transformando esos querendones espacios que podíamos recorrer a nuestro gusto, hojeando revistas o algunas ediciones y conversar con el librero, tomar un café y quizá hasta formar parte de una presentación de una nueva edición, en otra mecánica, diferente a la de antaño, porque ahora se utiliza el sistema virtual, tal cual nos cuenta Heber Dominguez Villagaray, creador y propietario de la librería “El Caminante” ubicada en la misma médula del Callao.
“El Caminante” nació dos meses antes de la pandemia y los libros pueden ser adquiridos con la modalidad de delivery, a través de una llamada telefónica, whatsApp, messinger. La librería que no tiene un local a la manera de las clásicas, expende ejemplares de arqueología, sociología, periodismo, psicología, música, literatura.
Heber hace las entregas llevando los ejemplares a lomo de bicicleta o mediante un sistema de mensajería. Paralelamente ha realizado diversas actividades, así en el 2020, 19 y en el 2021, 36 eventos, todos de manera virtual.
Evocaciones
Esta afición por coleccionar libros, nos llega desde muy lejos. Ahora sabemos que no todos los conquistadores fueron ignorantes, pues algunos como Fray Vicente Valverde, gustaban de la lectura poseyendo una biblioteca particular. Según José de la Riva Agüero, por la mitad del siglo XVI apareció el primer librero, Juan Antonio Musetti. A fines del 1,500 Francisco Butrón, tenía una de las mayores tiendas de libros y por 1580 Antonio Ricardo, se ubicó en la metrópoli del Rímac. Fue el pionero en mostrar los primeros libros editados en América del Sur.
Nuestra amiga, la investigadora de la Lima del pasado, Ana María Malachowsky, anota que por 1840 existía La Gran Librería Peruana, ubicada en el Portal de Botoneros. Otras fueron la del señor Poppert que se encontraba en la calle Mercaderes y por la calle Baquíjano, estaban la librería Francesa Científica y La Aurora Literaria.
En pleno siglo XX, mencionamos a la librería de Juan Mejía Baca, impulsador de la dinámica editorial de la Lima de los años 50 y décadas posteriores. Otros nombres son Crisol, Virrey, La Familia, como la conocida galería librera de Amazonas y las desaparecidas del jirón Quillca.
No podemos dejar de mencionar la mítica librería chalaca ADELI que operaba desde 1935 en la avenida Sáenz Peña 308 y que fue cerrada de manera arbitraria por una ordenanza municipal.
Lima Gris, conversó con Heber Dominguez, para comentar su trabajo de librero como también sobre temas relacionados con este oficio.
¿Por qué decidió crear la librería EL CAMINANTE? ¿cuáles fueron sus criterios?
Siempre tuve fascinación por los libros como seres con una personalidad individual, me gustaba pasearme por librerías y preguntar sobre autores y contenidos, pero en los últimos tiempos cuando uno preguntaba por un libro el vendedor solo sabía responder el precio del libro, sin mayor información, como que se perdía ese contacto maravilloso de antes al preguntar sobre un libro y que el vendedor te explique brevemente de que trata el libro con esa especie de complicidad que te generaba esa necesidad de leerlo y que de acuerdo a eso te recomiende otras obras y es que comprar un libro no es como comprar pan. La lectura tiene un rito que empieza desde la selección del libro que se va a leer.
Eso fue lo que me animo a crear la Librería El Caminante rescatar el vínculo entre el lector y el librero, esa suerte de magia de saber lo que gustar al lector y ofrecérselo.
La librería ha nacido de manera virtual (por el momento), tiene poco tiempo nació unos meses antes de la pandemia, de modo que nació en medio de la adversidad y lleva como nombre “El Caminante” inspirado en ese hermoso poema de Machado en el que menciona
“… Caminante son tus huellas el camino y nada más
Caminante, no hay camino se hace camino al andar…”
y eso es la lectura, un andar que no termina y nos va descubriendo muchos caminos uno a continuación del otro.
¿Qué condiciones debe tener un buen librero?
Pienso que una característica fundamental debe ser el amor a los libros y no verlos como solo mercancía (como alguna vez me dijeron en una charla para libreros). Los libros nos permiten soñar, romper barreras del tiempo, conocer nuestra historia, recrear nuestra imaginación en fin son tantas cosas. Un librero debe conocer a sus lectores y hacer que le llegue el libro indicado
¿Se debe tomar en cuenta solo la cantidad de ventas? ¿o debe primar la calidad?
Pienso que es importante tener clara la finalidad de la librería, queremos ofrecer libros que dejen huella en el lector como persona, como ciudadano que permitan conocer, aprender o simplemente disfrutar de un sano vicio.
Queremos generar una cadena de lectores que nos sigan y sepan que en Librería El Caminante puedan tener libros que los llevarán de viaje por experiencias y tiempos que enriquecerán su vida, su imaginación y su cultura.
¿Qué nuevas tácticas deben introducir los libreros para inducir a la lectura?
Los libreros debemos adaptarnos a esta nueva era, que tiene sus ventajas porque elimina la barrera del espacio y tiempo, pero debemos cuidar de no perder la esencia para ello creamos espacios virtuales de compartir literario y utilizamos las herramientas tecnológicas a nuestro favor, El caminante, hace presentaciones virtuales de libros por los mismos autores o tertulias en internet, en los que se conectan lectores de todo el Perú, incluso del extranjero en algunas ocasiones
¿Cree que la autora mexicana Flor Salvador ha logrado el éxito que tiene entre los jóvenes porque supo entender su idiosincrasia? ¿Qué leen los jóvenes, Heber?
Cada escritor encuentra su nicho literario y cada librero decide su público objetivo y determina su misión, la nuestra es cultivar la lectura que permita al lector no solo engancharse en una historia, sino que ésta le permita alimentar su espíritu y su discernimiento para conducirlo a la libertad de pensamiento primero y de obra en consecuencia.
En ese aspecto, tenemos autores que han reinventado la manera de contar historia, por ejemplo a manera de historieta. O que cuentan la historia de Lima de un modo ligero y entretenido.