Luc Besson no ha sido el primero y no será el último que hace películas —y cualquiera que preste un mínimo de atención puede darse cuenta de esto— que parecen, que son, o que ‘son como’ dibujos animados, como cartoons —digamos, en psicología y forma— pero que son películas hechas (aún…) con la gentil participación de seres humanos que nos son presentados a la vieja manera, en carne y hueso, aunque con clara vocación de fábula y de fantasía, de bello o estrambótico cuento infantil.
Ojo, los dibujos animados son maravillosos, y el juego que juega, entre otros, Besson, no es en principio algo necesariamente ni mejor ni peor, sino solo diferente. Pero vamos, espectadores y críticos, deberían estar ya recontra acostumbrados, así que molestarse a estas alturas por ese obvio y reiterativo hecho… Una falta de realismo, al acusar a alguien que no hace precisamente realismo, de falta de realismo…
El protagonista (todo un tour de force, una oportunidad para el actor de ejercitar todos sus poderes), un niño torturado horriblemente (en clave de juego con el cliché y a menudo tragado por el cliché) aunque de una manera un tanto enfática y tópica, cargando las tintas, por decir lo menos, por su padre y por su hermano, se ha convertido con el paso del tiempo, aunque suene gracioso, en una suerte de hombre sabio. Un sabio no convencional, claro. Y un sabio al borde del precipicio.
Una especie de juego de ingenios se desata en la conversación – entrevista – confesión – terapia mutua… entre la psiquiatra y el sabio – payaso – loco – ladrón – criminal – héroe anti-héroe. La historia contada es una fábula cristiana, y los perros son como ángeles (con frecuencia, vengadores).
¡Qué sería de Dogman sin el gusto por la exageración, el exceso, la mezcla de tonos y géneros, el caos! ¿Quedaría algo? ¿Disfrutamos de cierto mal gusto por amor al drama? Besson, dicho sea de paso, es su propio productor y es alguien que no parece tenerle a la ridiculez.
Luc Besson no será Robert Bresson, pero ambos comparten (raro decirlo) el tema de la predestinación. Pero donde Bresson es rigor y ascetismo puros para darse al fin con la elevación y el milagro, con lo sublime…
Película https://streamtape.com/v/rJj2Xl9XzjSbVVp/2023_DogMan.mp4
(Columna publicada en Diario UNO)