Un narcótico y delirante filme con litros de sangre
Escribe Edwin Cavello Limas
Después de Pulp Fiction sin duda esta es su segunda mejor película de Tarantino, el terrible director amante de la sangre y la sordidez regresa por la puerta grande con su nuevo filme titulado Django desencadenado.
Un Western que combina el amor, el humor, el racismo y los negocios, acompañado de una buena dosis de litros de sangre que vuelan por los aires. Tarantino se redescubre, y sorprende con su talento en cada detalle de la película. En el inicio de la historia con los primeros planos nos permite respirar un filme de género, que se va destapando con cada balazo.
Primero fueron los Nazis en “Bastardos sin gloria” ahora son los racistas estadounidenses de 1858, una sociedad que tuvo como insignia al Ku klux klan. Tarantino toma ventaja sobre este grupo de encapuchados y los transforma en payasos, la parodia continúa.
Ser negro, estar enamorado, tener las entrañas repletas de venganza y desear la libertad, son los componentes necesarios para crear a Django. Jaime Foxx se luce en todo el filme con una interpretación para sacarme el sombrero. Sin duda es el mejor actor de toda la película, por su parte Christoph Waltz también nos muestra una actuación admirable, pero Leonardo DiCaprio no convence. La única vez que pude admirar la actuación de DiCaprio fue en la película ¿A quién ama Gilbert Grape? Luego de eso lo que hizo este actor fue mediocre. Pero eso es otro tema.
También hay que reconocer el gran trabajo de Robert Richardson, director de fotografía que sin abusar de los filtros permite poder disfrutar de cada momento de la historia. La música como anillo al dedo, entre lo clásico y lo moderno Tarantino encuentra el equilibrio, y despierta nuestros sentidos, aflorando sensaciones que ayudan a digerir la violencia.
Lejos de su homenaje a sus influencias del cine, con la exageración subrayada de la sangre Quentin parece decirnos “esto no es nada serio, nos estamos divirtiendo y para que vean que es cierto, yo también actuo y volaré en pedazos.” La marca registrada esta presente con cada gota de sangre.
Otra de las cosas bien trabajadas son los diálogos, cada palabra encierra una historia, la literatura se hace presente, se nota que Tarantino apretó con fuerza y con rabia las teclas para plasmar la historia que daba vueltas en su cabeza y convertirlo en un buen guión.
Son casi tres horas de emociones, una película que tal vez cierre el círculo de la producción Tarantino, ya que ha confesado que desea retirarse. Una noticia que fue recibida con mucha tristeza por sus seguidores.