Hace años teníamos un libro pendiente con mis viejos cófrades: Arturo Delgado Galimberti (ADG) y Rafael Inocente (RI). Corría el 2009 y después de varias reuniones se concluyó que sería un texto tripartito donde cada uno se tomaba sus libertades tanto de forma como de fondo. El hilo conductor sería nuestra posición con respecto a la literatura y al compromiso del escritor, un debate que venía desde los cincuenta con Sartre y más atrás. ADG escribiría un relato de conspiración llamado “El Foro”; RI avanzaría sus textos sobre “No todas van al paraíso”, “Reggaetón Lima” y “Una ensalada de frutas”, textos que ahora parecerían ser escritos luego de la inmigración venezolana. Y este servidor entregaría un ramillete de textos ácidos: “Literatura del bang”, “El cacógrafo limensi”, “El intelectualoide en estado de reposo” y otros más.
El prólogo lo escribiría el gran Enrique Congrains Martin y cuando estaba en proceso falleció dejándonos solo un correo: “He leído La Bestia Tricéfala y me he quedado sorprendido. Estos tres escritos trasuntan temáticas sociales construidas con maestría y coraje. Pronto enviaré un texto sobre el libro en conjunto”. Entonces tomó la posta el maestro Gregorio Martínez y cinceló un poderoso texto donde dice: “Esto lo afirmo a la vista de tres puntas filudas, tres discursos letales acicalados por Rodolfo Ybarra, Arturo Delgado Galimberti y Rafael Inocente, certidumbre de que el preludio artístico siempre se adelanta a las constataciones de la ciencia, a los análisis de la teoría política o económica (…). Lo digo aquí, donde un trío de escritores, pasando por encima de la megalomanía libro/autor, se lanzan machete en mano contra la bestia tricéfala”.
La edición se la encargaríamos a Teófilo Gutiérrez y su Hipocampo Editores. Las fotografías las haría la activista Mónica Miranda y se presentaría en la Feria del Libro de ese año. Y simplemente el libro se agotó en unos meses. Marco Aurelio Denegri hizo una reseña bastante polémica en su sintonizado programa lo que generó un debate interno proteico para todas las partes.
Hace poco, Rafael Inocente me escribió para contarme que DCLBT era el libro más buscado en las ferias del interior del país y unos amigos dejaron constancia de que nuestro libelo tricéfalo circulaba en fotocopia y que lo habían escaneado y se reenviaba por WhatsApp. Lo cual, en nuestro país, solo significa dos cosas: el fracaso editorial y el éxito del texto.
(Columna publicada en Diario UNO)
