Opinión

Dina y la cultura de la corrupción

Lee la columna de Edwin Cavello

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El allanamiento a la casa de la presidente Dina Boluarte es una película conocida, que volvimos a ver esta semana. La mandataria no debería permanecer ni un día más en Palacio. Su responsabilidad política en los más de 50 asesinados en las protestas contra su gobierno increíblemente no bastó para que deje el poder. Ella debió irse del gobierno junto con el expresidente Pedro Castillo Terrones, pero su permanencia fue sostenida por un grupo de empresarios piratas y delincuentes disfrazados de políticos que se creen dueños del país.

El rol de Dina Boluarte Zegarra, siempre ha sido la de una marioneta. Solo sirve para firmar documentos pero no para gobernar. Ella no nació para liderar, sino para obedecer. Los relojes Rolex, las costosas joyas y los más de 300 vestidos son la punta del iceberg de un oscuro gobierno que actualmente es defendido por empresarios mafiosos y políticos inmorales.

Sabemos que Dina no renunciará, su final será la vacancia por incapacidad moral. Una vacancia que se discutirá y negociará en el Congreso, donde los 130 parlamentarios tendrán nuevamente la oportunidad de votar por la vacancia o convertirse en cómplices. La historia nos ha enseñado que el poder es efímero y que los cómplices de lo inmoral, también terminan presos.

Hoy hablamos de presunta corrupción, pero sabemos que en la política peruana la cultura de la corrupción se ha instalado hace más de cuatro décadas. Los corruptos han encontrado en los distintos gobiernos un estilo de vida. Han creado sus empresas con dinero sucio. Han pagado el colegio y la universidad de sus hijos con dinero sucio. Han comprado sus casas, camionetas, autos de alta gama y joyas, con dinero sucio.

Solo los corruptos y los pobres diablos defienden la corrupción, y pronto sabremos con nombre y apellido cuántos de ellos hay en el Congreso. A esto hay que sumar que la crisis política que atraviesa nuestro país está generando un “caldo de cultivo” para la aparición de grupos o movimientos neosenderistas que observan cómo se levantan el país en peso.

Y mientras nos orinan con desprecio, desde Palacio de Gobierno dicen que llueve. Y los defensores de Dina hablan de exceso en el allanamiento. Basta de hipócritas e inmorales.

(Columna publicada en Diario UNO)

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