Política
Dina Boluarte y la doble moral: “Las mujeres sí podemos gobernar con honestidad y transparencia”
La presidenta apela al discurso feminista y defiende su gestión: “Que sigan rajando y criticando; nosotros seguiremos hasta el 28 de julio del 2026”, expresó, mientras su gobierno acumula cuestionamientos por corrupción y pactos políticos oscuros. La honestidad no se declara: se practica. Y hasta ahora, el Ejecutivo ha estado lejos de ese ideal.
Durante su visita a Talara, en la región Piura, la presidenta Dina Boluarte volvió a insistir en una narrativa que contrasta con la realidad de su gobierno. En un acto público, inauguró un colegio y se dirigió a los asistentes para defender su gestión. Sin embargo, sus palabras estuvieron marcadas por una profunda contradicción.
Acompañada por autoridades y estudiantes, Boluarte aseguró que su gobierno avanza “sin corrupción y con resultados visibles”, y que las críticas provienen de quienes “no quieren ver el desarrollo del país”. Insistió en que seguirá gobernando “con manos limpias” hasta el 28 de julio de 2026.
Lo más llamativo fue su intento de escudarse en el discurso de género para deslegitimar los cuestionamientos. “Nosotras las mujeres sí podemos gobernar con honestidad. A pesar de las voces machistas y mediocres, seguiremos trabajando por el bienestar del pueblo”, declaró. Pero su afirmación resulta cínica ante un gobierno salpicado por escándalos, silencios convenientes y pactos oscuros.
Boluarte calificó las críticas como “energías negativas” y acusó a sus detractores de ser “desleales con el desarrollo del país”, ignorando que las observaciones no vienen solo de la oposición, sino de organismos nacionales e internacionales que han advertido sobre retrocesos en transparencia, derechos humanos y lucha anticorrupción.
Decir que su gestión no tiene “células de corrupción en el ADN” es una burla para una ciudadanía que ha sido testigo de turbiedad en decisiones clave, investigaciones fiscales en su entorno y una clara falta de rendición de cuentas.
La presidenta intenta blindarse con el discurso feminista mientras perpetúa prácticas políticas tradicionales, autoritarias y oportunistas. La honestidad no se proclama: se demuestra. Y hasta ahora, su gobierno ha estado lejos de ese ideal.
Mientras las cifras de desaprobación aumentan y los conflictos sociales se multiplican, Dina Boluarte prefiere hablar de “obras” y “manos limpias” desde un podio, como si el país no supiera ver más allá del libreto.