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DIEGO TRELLES EL ‘CHIBOLÍN’ DE LA LITERATURA PERUANA

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DIEGO TRELLES EL ‘CHIBOLÍN’ DE LA LITERATURA PERUANA

Escribe Gabriel Ruiz Ortega

Diego Trelles Paz, más conocido en el ambiente literario peruano como Chibolín, acertado chaplín que proviene desde las mismas entrañas de Borrador, escribe una reseña sobre 17 fantásticos cuentos peruanos Vol 2 de Gabriel Rimachi y Carlos Sotomayor.

Chibolín no tiene mejor idea que empezar su texto de la siguiente manera:

“Uno de los primeros antólogos en notar las bondades de la reproducción en serie fue Gabriel Ruiz Ortega. El método era simple: prólogos flojos, intuitivos, mal escritos, de escaso rigor académico, una selección aceptable de relatos y un título, con las mañas de la etiqueta publicitaria –Disidentes–, que se reproduce ad finitum (ya va tres entregas; tres más y tendremos al nuevo Rocky de la literatura peruana)”

Pues bien, desmenucemos la convulsionada cabecita del Chibolín de la nueva narrativa peruana.

En primer lugar. A la fecha nadie puede negar, y la verdad que no me gusta decirlo, el éxito rotundo de Disidentes. Muestra de la nueva narrativa peruana (2007). Tiempo después publiqué Disidentes 1. Antología de nuevas narradoras peruanas y el año pasado Disidentes 2. Los nuevos narradores peruanos (2000 – 2010).

Del segundo y tercer florilegio sí tengo algunas cosas que decir…

Vayamos.

En más de una ocasión he escrito sobre las narradoras peruanas, específicamente de las aparecidas en el decenio anterior. Anotaba que necesitaban una antología que reflejara coherencia en su búsqueda de nombres, que brindara bases sobre su nacimiento y posterior eclosión. Y su hechura obedeció a un aspecto simple: a las mujeres les cuesta más que a los hombres que las tomen en cuenta. Me fastidiaba, y aún me fastidia, que a muchas de ellas no se les preste atención, no les basta con publicar un buen libro. Hay un puto machismo en nuestro medio literario. Por eso, D1 fue una respuesta a ese sistemático ninguneo, y en segundo lugar una de perfil a Matadoras, supuesta antología de nuevas narradoras signada por su frivolidad y su evidente flojera, porque allí no se buscó nada y si en caso hubo búsqueda, esta solo se limitó a digitar en Google “Nuevas narradoras peruanas”. Sobre ese libro Chibolín jamás dirá nada, se orina este infrarrealista bamba, porque como todo rey de la Otra Literatura, no debe chocar con Estruendomudo. No es estratégico, pues. Mucho menos abrirá el hocico sobre las dos versiones, ultracomercialonas y literariamente endebles, de Selección peruana.

De Disidentes 2 estoy más que satisfecho. En vano no pasan los años. Mi mirada ya no es la misma de cuando hice el Disidentes primigenio. Todo aquel con dos dedos de frente no demora en llegar a la conclusión de que el criterio para conformar su nómina es producto única y exclusivamente del nivel literario de sus integrantes. No obedeció a factores comerciales y publicitarios. ¿No te has fijado, querido Chibolín, que allí no tengo a tu prologuista Santiago Roncagliolo?… ¿Y así tienes la concha de sugerir que hice la serie Disidentes debido a factores marketeros cuando tú, pequeña bestia, permitiste que Roncagliolo prologara El círculo de los escritores asesinos? Entonces, ¿quién es el marketero aquí?… Siempre he sido de la idea de que los libros de ficción se defienden solos; libros con prólogos de escribas famosos le quitan piso a cualquiera. Más aún a un impostado bolañista como tú. La verdad, Bolaño te estaría agarrando a patadas en estos momentos.

Sin escritores famosos, sin escritores influyentes en prensa, sin escritores contactados en la academia, salió D2. Y su reconocimiento vino sin ayuda de nadie. Un ejemplo nomás: D2 llenó el auditorio más grande de la pasada feria internacional del libro. A D2le bastó y sobró el boca a boca del lector. En cambio, ¿qué pasó con la presentación de la edición peruana de tu primera novela? ¿Qué paso, criatura? Yo te respondo: ni mierda. Con todo el tinglado publicitario que armaste fuiste incapaz de llenar la sala más pequeña de esa misma feria. A las justas veinte puntas que se preguntaban “¿Quién este huevón?”, “¿Chibolín presenta libro?”, “Es un impostor, no es Chibolín, somos fuga”, “Mmm”. El público lector, y te jode saberlo, no se traga embustes.

Aparte de pseudopendejo, eres un ocioso, un soberano ocioso mental. Si vas a reseñar un libro, haz bien tu chamba, huevas. En más de una ocasión he declarado que con D2 se acababa la serie Disidentes. Ahora, te paso el dato de un expediente secreto: más de un allegado a ti te puede confirmar que pensaba armar el cuarto número de la serie, el cual daría registro de los poetas peruanos del 2000 al 2010. D3iba a ser publicado en México. Y no me emocioné con esa posibilidad, porque antes de presentar una selección por el solo hecho de presentarla, estaba mi capacidad de lector. Toda antología es una prueba de fuego para su antólogo, si no lo sabes. Tenía que estar seguro de su fuerza poética en conjunto, fuerza poética que no pude reunir porque me faltaban nombres, los nombres que yo quería, o mejor dicho, los permisos de los herederos de los poetas que fallecieron a fines de los noventas.

Si vas a referirte a la serie Disidentes, primero llena una minúscula sala de feria y luego haces mención de ella. Pero sabes, te la hago más fácil, lee las antologías nomás; hay que leer, pues, aunque sea los índices (lo sospechaba, pero ahora sé que eres un limitado lector de solapas) para que así te desahueves desde el saque y veas que estos tres libros son ajenos a las motivaciones extraliterarias con las que tú sí mueves los tuyos, que nada tienen que ver con la reproducción en serie. ¿Qué pasó, chato, estabas fumando orégano cuando escribiste esa reseña?… ¿O es que estás preparando el terreno para la salida de una antología de nueva narrativa peruana, que no la haces tú, felizmente, porque no pasa nada, ni chicha ni limonada, con la edición peruana de El futuro no es nuestro, pero en la que estás incluido, y no tienes mejor idea que ponerte a joder gratuitamente?… En literatura y política, nada es casualidad…

Son las motivaciones extraliterarias… Motivaciones, precisando, oscuras y sucias y huachafas… Al respecto, todos recordamos que durante meses no hiciste otra cosa que mamársela, virtualmente, a José Carlos Yrigoyen en Facebook. Claro, te convenía hacerlo. Yrigoyen, aparte de excelente ex poeta, es alguien influyente. A él se le lee mucho y querías que sea uno de lo que comentaranBioy. Estabas trabajando la difusión de la novela, lo cual no tiene nada de malo, pero lo que sí es asqueroso es que trabajabas la publicación de reseñas positivas. Si Yrigoyen es mi pata, ya tengo mi reseña positiva, pensabas. Ahora, ¿cuál fue tu actitud cuando se publicó su reseña en Buensalvaje 2? Fácil: te arañaste. Y por las huevas. No soportas que alguien diga que Bioy es una cagada.

Pequeña bestia, nadie está obligado a que le guste lo que escribes. O sea, si alguien te dice “Chibolín, perdón, Diego, sabes, no me gustó tu libro”. ¿Qué haces? ¿Te arañas? ¿Le dejas de hablar?

La realidad, Chibolín, la realidad… Lo real es que te hicieron mucho daño. Bien por el premio, en verdad… Somos Brasil 2014… Pero quemaste cerebro, y bien feo, porque hay que ser huevón, rehuevonazo más bien, para creer la mentira de que Bioy es la versión 2.0 de La ciudad y los perros. No necesito decirte que Bioy no es ni la caca ni la pichi de ese novelón de Marito. Debiste poner el pare, todas las veces posibles, a esa maña publicitaria y no lo hiciste con determinación. Y no lo hiciste porque te gustaba la huevadita… No eres ni la carca de Vargas Llosa, ni siquiera el pedo de Bolaño (¿no te han dicho que te has convertido en lo que Bolaño más odiada?)… Únicamente eres alguien que sabe mover sus fichas en los terrenos de la Otra Literatura, terrenos que a un genuino escritor no le tienen que interesar. Como bien me dijo Miguel Gutiérrez, amigo que me estima mucho, y asimila las palabras del maestro, cosa que así fumigas tu alma, y que tuvo la generosidad de presentar tu libro… Apunta en tu cuaderno Loro: “A los escritores de verdad, tarde o temprano se les reconoce. Solo los escritores mediocres gastan sus energías sobando a los críticos y haciéndose amigos de los periodistas, preocupados en las notas de prensa”.

Dicho esto, vuelvo a mis lecturas.

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