Me encontraba trabajando mi nuevo artículo para Lima Gris, comentando un poemario de una joven poeta, de talento y de reciente publicación, cuando un joven me escribió al Facebook. Propuso entrevistarme vía web cam y accedí. Preparé café y me senté frente a la pantalla. El joven, que apareció del otro lado tenía el pelo largo y una pared repleta de libros. Entre los muchos descubrí algunos como Los detectives salvajes; el tomo Los broches mayores del sonido; Nocilla Lab; y una antología de Jules de Supervielle.
Este es el diálogo que tuve con Rodrigo Verde, joven poeta de 22 años de Tacna que viene trabajando una tetralogía poética llamada Nova Carga(1), y tiene otros títulos, como Luciérnaga Fosforescente o Estímulo Continuo o Cósmica Canción que tuve la oportunidad de leer en pdf:
-¿Crees que la poesía peruana viene atravesando una buena situación?
-Si te refieres a que hay más libros y títulos, más webs y blogs, no dudaría en aceptarlo; pero en talento, en escena y en propuestas veo bastante escases; sueño sí con un espacio más nutritivo, con ideas absolutas, con libros como universos arrebatados. Vivimos en el tiempo fecundo del internet: su convulsión que nos encierra, nos mete dentro de nosotros, nos ofrece miles de recursos de cómo ser o comportarnos.
-Alguna vez has considerado que todo eso puede llevarnos al desierto de la realidad; a un espacio donde todas nuestras experiencias se retuerzan en la falsedad y todo sea artificial, ¿piensas que eso sucederá?
-Claro, y pienso que justamente eso es el doble juego del sistema y la Internet. Con la Internet dialogamos con el mundo, en el mismo instante, eso es algo que Vallejo ni Valdelomar pudieron hacer salvo después de años.
-¿Qué observas entonces en el diálogo del internet y la poesía nacional?
-Considera que ese diálogo no siempre es necesario. El poeta conversa consigo mismo; aunque es evidente que dialoga con el logos donde vive; su palabra es comunicante, como fuego, brinda y expresa movimiento; es agitación o no es. Lo real del juego del internet en la realidad del poema recién va cobrando un sentido estético. La Internet como un sueño dentro del poema. Es la posibilidad de ser totalmente encerrados por el sistema pero también de abrir un espacio de absoluta libertad y crítica. El poema que se abre y contamina de la idiosincrasia de la realidad heterogénea del logos. Su no-lugar en lo real es en el internet es un lugar concreto. Pensar poesía es pensar nuestra realidad; la más interna e inmediata; por eso, la urgencia del poema. Entonces, el diálogo sigue siendo entre uno, como ser, con el continente del que te desprendes, llamado Tradición; hacer poesía es razonar un espacio-lugar desde el que se abre el universo personal; igual el mundo del poeta y el poeta se mueven en diferentes estados y ejes: crear implica armar mundos, y salirse de ellos implica la creatividad como una construcción y destrucción de las estéticas. El punto está en dónde ubicarnos: si en la continuidad e ignorancia; o en la creatividad y aprendizaje. Yo veo un papel activo dentro del proceso de modernizar y hacer más grande las letras de nuestro país y del continente. Ahora bien, la realidad de internet es la que opera en el perímetro de realidad que nos brinda el Otro, el Sistema y sus aperturas. Lo cierto es que siempre somos texto, por ende, posibilidad de hacernos energía concreta dentro del vacío del texto.
-¿De qué debe emanciparse la poesía peruana?
-Ojo: me interesa pensar la poesía peruana dentro de un perímetro de cultura e historia compartida; jamás como una bandera única; creo que Neruda es tan nuestro como Vallejo es tan ecuatoriano; es decir, hay un punto en que todos nos emparentamos y unimos. No obstante, pensar en el Perú, es inevitablemente abrir los ojos a su realidad; por ende, si leemos a muchos autores jóvenes podemos observar los ritos que abren sus poéticas. Ahora pensemos, ¿hasta qué puntos estamos totalmente dentro de nuestra tradición? ¿Acaso no es una mentira y cada autor crea su propia lengua y su propio discurso? Oviedo asegura que Andrés Bello es el primer promotor en Latinoamérica en abrir un espacio para un diálogo estético libre de Europa. Obvio, llevándolo a nuestra realidad, también hay un panorama heterogéneo de posibilidades.
-¿Cuáles, por ejemplo?
De Sur a Norte, se activan varias poéticas: por ejemplo, la neoconversacional o la alt lit o la neobarroca o la poesía de lenguaje montalbettiana o la neoandina que viene granjeado adeptos; no obstante, necesitamos crear un frente estético general, que ayude a conocer todas las obras, mantener los encuentros, abrir diarios que nutran las estéticas y sean puntos de encuentros. Ya sin ir muy lejos existen muchas páginas y blogs, vídeos en youtube y un catálogo largo de revistas y espacios de difusión virtual.
-¿Y cuál sería la nueva sensibilidad a escribir dentro de este frente?
-No podemos seguir repitiendo a las estéticas del pasado, es inevitable luchar por construir algo original. Abajo los frentes estéticos que siguen hablando de lo griego y romano, abajo las frentes estéticos que siguen cultivando géneros arcaicos; necesitamos que lo nuevo sea la continuidad de la convulsión de nuestras mentes; necesitamos lenguajes impulsivos y rebeldes, conscientes de sí mismos y abiertos al choque, la creatividad y la destrucción. Vivimos en el horror, vivimos en medio de una crisis sanitaria, en medio del reciclaje de todas las utopías, en medio del racismo y la desigualdad de la sociedad se repite; la estética que nazca no puede ser ciega a todos los gritos y aspectos que la realidad nos brinda. Si en la modernidad el poeta es el que camina y observa, y alquimiza su pensamiento, y logra hilvanar un modo de dialogo que es convulsión, rebeldía y pensamiento; se hace necesario que nuestra época genere obras que se enfrenten al mosaico de posibilidades de lo real; ¿Hasta cuándo los teóricos o gramáticos del poema? ¿Hasta cuándo los idiotizados con su falso poder? ¿Hasta cuándo las jerarquías y divisiones de lo que es estéticamente bello o lo falso? Si el análisis de nuestra poesía se tornara un punto central en nuestra vida (observa, por ejemplo, como las medidas alemanas últimas apoyan a la cultura y los artistas, por ende, a la creatividad de las personas) y cotidianidad podríamos causar una ebullición de más arte. El punto es entender que desde el lenguaje no hacemos sino volver a una entidad más esencial y auténtica de comunicación. Pensemos que la poesía es un arte rechazado e ignorado en un país que ignora y rechaza educarse y que, año tras año, ocupa los últimos peldaños en los exámenes de comprensión lectora; se hace necesario alejarnos de pensar moralmente y creer que la poesía nos va a dar una ética; puede ser posible llegar a ello con autores como Vallejo o Verástegui; pero lo que me temo es que se seguirá ignorando su fuerza y posibilidad si nuestro espacio interno es austero y estrecho con estas manifestaciones. El Nuevo Frente de Poesía Peruana entiende esa precariedad, por un lado, de la educación, que es simple consecuencia del sistema neoliberal que nos gobierna hace treinta años; este frente tiene la prioridad de ser un ente interregional, que mueva y articule las ideas, que brinde espacios para seguir generando talleres, lecturas, revistas; todo ese sistema que mueve y oxigena la mente de nuestro país. La parálisis de nuestra época son sus propios miedos y límites; nos encerramos en nosotros mismos no para conectarnos con los demás, sino para ser islas aladas, solitarias; la fecundidad de todo arte es colectividad de una época. Hace falta una mente despierta, que cultive la constante creatividad y logre un sonido personal y fecundo con su entorno; hacia una sensibilidad crítica. Igual tampoco busco o pretendo generar un dogma estético; cada uno cocina su guiso como guste. Mira, ya es tarde, ¿qué tal si la siguiente semana y seguimos charlando?
-Claro señor Barco, yo vuelvo a entrevistarlo entonces, gracias por la oportunidad y el espacio.
-No te preocupes. Así será y ya me escribes al Gmail.
(1)Puedo asegurar que Nova Carga es un volumen de largo aliento, con poemas ríos e intervalos metatextuales que le dan un espacio raro e incluso peleado dentro de la nueva tribu de poesía peruana.