Escribe: Fr. Richard Hendrick.
Y de repente despertamos un día y todo cambió, en Disney se apagó la magia, la muralla china no era tan fuerte, ahora New York sí duerme, y ningún camino quiere conducir a Roma, un virus se corona como dueño del mundo y nos dimos cuenta de nuestra fragilidad, no sabemos si el daño es a propósito o irresponsabilidad de nosotros mismos, pero la amenaza está ahí cada día más fuerte, ya los memes no causan tanta risa, los abrazos y los besos se transformaron en armas peligrosas y la escasez de productos nos demuestra una vez más lo egoísta que somos, tan egoístas que decimos «no hay problema este virus solo se lleva a los viejitos» como si no tuviéramos a nuestros padres o como si no fuéramos a llegar nunca ahí. Queremos hacer valer nuestros «derechos» de decidir si dejar vivir o no a otro y ahora nos damos cuenta que no podemos ni decidir por la vida de nosotros, un planeta que hoy se pone una máscara no solo para un virus sino para tapar nuestra vulnerabilidad mezclada con soberbia y se lava las manos para no reconocer nuestra responsabilidad tal como un pilato.
Si, hay miedo. Si, hay aislamiento. Sí, hay compras de pánico. Sí, hay enfermedad.
Sí, incluso hay muerte.
Pero, dicen que en Wuhan después de tantos años de ruido puedes escuchar a los pájaros de nuevo.
Dicen que después de unas pocas semanas de silencio el cielo ya no está lleno de humos. Pero azul, gris y claro.
Dicen que en las calles vacías de Assisi la gente está cantando desde sus casas y sus balcones manteniendo sus ventanas abiertas para que los que estén solos puedan escuchar las voces de las familias a su alrededor.
Dicen que un hotel en el oeste de Irlanda ofrece comidas gratis y las entrega a domicilio.
Hoy una joven que conozco está ocupada repartiendo por el barrio volantes con su número de teléfono para que los ancianos puedan tener a alguien a quien llamar.
Hoy iglesias, sinagogas, mezquitas y templos
se están preparando para dar la bienvenida
y proteger a los desamparados, enfermos y cansados.
En todo el mundo la gente se está desacelerando y reflexionando.
En todo el mundo, las personas miran a sus vecinos de una manera nueva.
En todo el mundo la gente está despertando a una nueva realidad. A lo grande que realmente somos. A qué poco control tenemos realmente. A lo que realmente importa ..AMAR.
Entonces rezamos y recordamos que
Sí, hay miedo ..pero no tiene que haber odio.
Si, hay aislamiento ..pero no tiene que haber soledad.
Sí, hay compras de pánico ..pero no tiene que haber egoísmo.
Sí, hay enfermedad ..pero no tiene que haber enfermedad del alma.
Sí, incluso hay muerte ..pero siempre puede haber un renacimiento del amor.
Despiértate eligiendo como vivir hoy.
Hoy respira, haz una pausa y escucha detrás de los tormentos de tu miedo.
Los pájaros cantan de nuevo, el cielo se está despejando, la primavera está llegando, y siempre estamos rodeados de amor.
Abre las ventanas de tu alma y aunque no puedas pisar la calle vacía… canta.