En el mundo de la Tunantada y sus vestimentas, las prendas de la jaujina entran otra vez en debate. Como hace algunos años, estamos presenciando una situación ocurrida con una prenda de vestir de la Jaujina en la tunantada: el «monillo blanco (blusa)” (como se especifica en el pie de página 1*). En aquella ocasión, el debate surgió con las mismas características , igual que ahora, se intenta imponer la lliclla de terciopelo como única, en el personaje de la jaujina en la Tunantada .
Hoy en día se ha perpetuado la afirmación de que la Lliclla (manta de flores) de la Jaujina se limita exclusivamente a la manta de terciopelo de flores, aduciendo que fue la primera en su género. Esta afirmación, se expuso en las bases del concurso de la Asociación de tunanteros 2023, y se está replicando en los siguientes concursos en Lima, obstruyendo la comprensión completa de la evolución de nuestra manta jaujina y limitando a las ejecutantes del personaje , con un único recurso en su atuendo. Esta norma parece llevar consigo un aire de obligatoriedad, reminiscente de los concursos de Tunantada en Lima. Y aquí surge la polémica en torno a imposiciones mal fundamentadas y la falta de investigación rigurosa por parte de quienes se erigen como guardianes de las tradiciones. Sin un respaldo histórico verificable ni fuentes confiables. Ojalá que esta tendencia no se extienda a Jauja y que la autenticidad de sus expresiones culturales se mantenga.
Entendamos, que, en medio de la rica tradición cultural de la manta Jaujina, al investigar un poco más, nos daremos cuenta de los inicios, la variedad y los cambios de esta hermosa prenda, que es una de las más importantes de la cultura Jaujina. Es el producto de nuestro nacimiento como cultura, y su pintado a mano, como su estampado, es singular entre todas las ropas típicas de nuestro Perú.
Contrario a las posturas cerradas que buscan encapsular la identidad de la Manta Jaujina en un único argumento, es imperativo explorar y comprender cada etapa de su evolución. La evidencia fotográfica revela que las primeras mantas fueron pintadas a mano, desafiando la noción de que la manta de terciopelo de flores es la única auténtica y original.
Analicemos, evidencias fotográficas de solo tres tipos de llicllas antiguas y que eran las más utilizadas en el vestir de la mujer Jaujina. La lliclla pintada a mano de flores , la lliclla de terciopelo de flores y la lliclla escocesa, estas nos arrojarán las evidencias a través de la historia de la manta jaujina.
Lliclla pintada a mano de flores : Es una de las más antiguas en evidencia y estructura de la vestimenta , resaltando que no necesariamente es la primigenia, contemplaremos el arte de la pintura en las llicllas de la Jaujina a través de la Lente de Teodoro Bullón Salazar (1885-1960).
En el fascinante viaje a través del tiempo que nos ofrecen las tres cautivadoras fotografías capturadas por el fotógrafo Jaujino, Teodoro Bullón Salazar alrededor de 1900, nos sumergimos en un mundo donde las mantas pintadas a mano se convierten en auténticas obras de arte. En estas imágenes, la destreza artística se revela claramente en las mantas de diversos colores, cada una con su propio estilo distintivo. La mirada detenida sobre estas fotografías permite apreciar la maestría con la que los artistas de la época han pintado las flores en nuestra lliclla Jaujina con gran creatividad, podemos deducir que la lliclla tiene un tamaño un poco más grande de lo que se usa en la actualidad, en el centro de la manta tiene la tela tipo piel, y la tela donde se pinta la flores es más lisa tipo raso o tafetán , y el reverso la tela de castilla. Tengamos en cuenta también y veamos con mucha atención que los faldellines que se usaba todavía no tienen las cintas.
Lliclla tipo escocesa: Estas cautivantes fotografías reflejarán, la manta tipo escocesa que no es menos importante en la historia de la lliclla, por que estuvo muy presente en la usanza de la ropa de la mujer jaujina, pero que hoy en día casi ha desaparecido. Estas imágenes, que datan de décadas pasadas, revelan la importancia de esta prenda en el guardarropa de las mujeres jaujinas. La primera instantánea, tomada en 1945, inmortaliza a don Cirilo Landeo Sovero y Aurelia Meza Cervantes en Huaripampa. Aquí, la manta tipo escocesa se despliega con gracia, marcando una presencia indiscutible en la historia local. La segunda fotografía, fechada entre 1935 – 1940 y resguardada en el Museo Mali de Lima, presenta a dos damas envueltas en el distintivo atuendo jaujino, destacando la elegancia que caracterizaba a la moda de la época , como estas fotografías vamos encontrar muchas. Y resaltar también que los faldellines ya aparecen con cintas.
Es esencial subrayar que la lliclla no se limitaba a un único patrón. También se hallaba una variante con tela de patrones rectangulares, A pesar de su rareza, esta versión añade complejidad y diversidad a la rica tradición del vestir de Jauja, para que las futuras generaciones no solo vean, sino también sientan la rica historia que estas mantas guardan entre su variedad.
Lliclla de terciopelo, pintada a mano: Las fotografías datan aproximadamente de los años 50 a 60 y veremos a la lliclla de terciopelo pintada a mano. Observamos que se han acortado un poco más en tamaño, pero la estructura es la misma, su forro sigue siendo la tela de castilla.
Estas dos cautivadoras fotografías muestran un siguiente cambio de la lliclla, esta evolución prosiguió su desarrollo, la manta de terciopelo pintada a mano emerge con una renovada elegancia, destacando las icónicas flores que han definido su esencia a lo largo del tiempo. Un detalle distintivo en estas imágenes es la introducción del terciopelo, que añade una textura y profundidad a la manta jaujina. Este cambio en el material resalta la adaptabilidad de los creadores locales, fusionando la rica historia de esta artesanía con elementos contemporáneos.
Y es ahí donde artesanos continúan la elaboración, de una forma más industrial adaptando y creando patrones, para realizar mantas en cantidad, y de forma industrial, como el reconocido artesano Mario Ponce que confeccionó hasta los años 90. Y son Justamente estas mantas que se dicen ahora ser únicas en los concursos de tunantada. Es una prueba de que la manta jaujina no solo es una pieza de tela, sino una expresión viva de la cultura y el ingenio local.
Al relegar otras expresiones de la Tunantada y la vestimenta a un segundo plano, se entierra en un cofre la riqueza viva de nuestra cultura. Invitamos a reflexionar sobre cada manta que ha transitado por el tejido de lo típico, reconociendo la belleza de un proceso que va más allá de imposiciones superficiales y nos sumerge en la autenticidad de nuestra indumentaria. No cayendo en el error de argumentar, que por ser primero tiene que ser el único recurso para ofrecer al personaje de la jaujina, y en consecuencia se evidencia que no fue la primera.
En esta exploración, descubrimos que la Manta Jaujina es un lienzo que ha sido pintado con la paleta diversa de nuestra historia, reflejando la creatividad y la identidad que se entrelazan en cada hilo. En resumen, estas imágenes capturan la esencia evolutiva de la manta jaujina, una obra maestra artesanal que se reinventa con gracia y creatividad. En un mundo en constante cambio, estas creaciones destacan como testamentos vivos de la rica herencia cultural, llevando consigo la historia de un pueblo que sigue pintando sus tradiciones en la paleta misma de la vida cotidiana.