En los últimos meses, ha cobrado relevancia un tema preocupante en varias sucursales de Smart Fit, una de las cadenas de gimnasios más populares en Lima. Se trata de las denuncias de acoso y comportamientos inapropiados por parte de entrenadores hacia las personas que asisten a sus instalaciones.
A través de relatos de usuarios que han vivido estas situaciones, se ha dejado en evidencia una serie de incidentes que van desde miradas incómodas hasta tocamientos no consentidos y acoso verbal.
Testimonios de víctimas
Los testimonios de las personas afectadas han sido contundentes y varios coinciden en describir situaciones de acoso tanto físico como verbal. Una de las denuncias más frecuentes se refiere al comportamiento de los entrenadores que parecen fijarse de manera inapropiada en las clientas, con actitudes que generan incomodidad. «Hay un entrenador en el Smart Fit de Magdalena que se nota que está viendo a las chicas con otros ojos», comentó un usuario, quien prefirió mantener su anonimato por temor a represalias.
Un caso particularmente alarmante fue el de una usuaria del gimnasio de Plaza Norte, quien relató que un entrenador le dijo: “Te botas, ni que fueras la gran cosa”, cuando rechazó su oferta de asesoría. La joven optó por entrenar sola, pero se sintió humillada y acosada por la actitud del entrenador. «Este tipo de comentarios no solo son molestos, sino que nos hacen sentir vulnerables», expresó la afectada.
Acoso físico y psicológico
Los comentarios de otras usuarias coinciden en que el acercamiento de los entrenadores llega a ser invasivo. «Me pasó lo mismo en esa sede. El tipo hasta me grabó con su teléfono, y aunque hice la denuncia, nunca recibí respuesta», contó otra persona que vivió una experiencia similar. Estos incidentes no solo involucran palabras hirientes, sino también tocamientos no solicitados, lo que aumenta la gravedad de las acusaciones.
Algunas de las mujeres mencionan que los entrenadores parecen confundir amabilidad o gentileza con una invitación a una relación más allá de lo profesional. Una usuaria recordó que su amiga constantemente recibía mensajes directos en su Instagram por parte de un entrenador, lo que provocó que ambas se sintieran incómodas y vulnerables.
En otros casos, la actitud de los entrenadores va más allá de la invasión de espacio físico, pues también se observa una falta de respeto por las normas de convivencia. Una denunciante relató cómo un entrenador del gimnasio en Pueblo Libre, quien se mostraba “amigable” con todas las chicas, tocó a una de las usuarias de manera inapropiada. Después de amenazarlo, el entrenador dejó de acosarla, pero la situación dejó una profunda huella.
La falta de respuesta de la empresa
Lo que ha agravado aún más la situación es la respuesta por parte de Smart Fit, que en varios casos ha sido descrita como insuficiente o incluso indiferente. Varias personas aseguran que tras presentar sus quejas a través de los canales oficiales, recibieron respuestas que no resolvieron sus problemas o incluso fueron consideradas como burlas. “La respuesta que dan a la queja por correo es una burla”, señaló una usuaria de la sede de Plaza San Miguel.
En este sentido, la empresa ha sido criticada por no implementar mecanismos efectivos para prevenir y sancionar este tipo de comportamientos. Muchas personas han sugerido que se debería realizar un examen psicológico a los entrenadores antes de contratarlos, así como ofrecer capacitación en temas de respeto y trato adecuado hacia los clientes.
Las denuncias de acoso en los gimnasios Smart Fit son una problemática que no puede ser ignorada. A pesar de ser una de las cadenas de gimnasios más grandes de la región, es evidente que aún falta mucho por hacer para garantizar un ambiente seguro y respetuoso para todos sus usuarios. Las autoridades deben tomar cartas en el asunto y exigir que se implementen medidas adecuadas para prevenir estos incidentes. Mientras tanto, las víctimas de acoso deben sentirse apoyadas en su derecho a hacer valer su voz y a exigir un trato digno en los gimnasios a los que asisten.